domingo, 15 de diciembre de 2013

Solo ante lo que pueda pasar

Tras mucho tiempo en el desierto del alma (parado) me han dado la posibilidad de trabajar en una empresa en la que todo va rodado; eso es lo que me gusta pensar por ser el nuevo. No diré el nombre por discreción y porque sé que algunos compañeros me siguen ya por aquí también.
Por decir, mencionar lo desengrasado que me encontraba, lo abatido, lo perdido y la cara sombría que paseaba en medio de la negrura, ese vasto paisaje solitario, como refería antes, donde la soledad laboral parece tu fiel compañera adherida a tu espinazo en un letal escorzo. Y en esas me encontraba hasta que acudí a esta entrevista en la que parecía que me estaban esperando... o eso llegué a pensar cuando salí con una felicidad interior muy bien disimulada.
No me la pude casi ni preparar puesto que me avisaron con una hora de diferencia y no sabía muy bien cómo llegar al sitio acordado, aunque eso no fue problema. Esa fue la primera señal, lo fácil que me resultó encontrarlo y es que no hay mejor manera de andar que la de dar el primer paso. La entrevista fue bien. Los entrevistadores parecían gente normal, dato relevante en el mundo laboral en el que me muevo donde te piden que seas un líder (siempre pienso que me están pidiendo que sea Cristiano Ronaldo y eso chirría) o que domines lo único que falta en tu curriculum... a saber.
El caso es que me cogieron y durante esta semana me han enseñado cómo desenvolverme en una sala que es más difícil de lo que parece. Mañana me dejarán solo, sin mi compañera, para que desempeñe funciones típicas de un auxiliar de impresión. No será fácil. El mayor enemigo que hay es uno mismo y debo ser exigente para con mi puesto si quiero que esta realidad continúe.
Todo lo que hago lleva un orden y las impresiones u hojas van numeradas en una posición. Un leve fallo me puede jugar una mala pasada, pésima si la tirada es grande y hay poco margen de solución.
Sí, mañana estaré solo, pero en medio habrá, quizá, marcas de corte, la sangre (que tantos disgustos da en algunos resultados finales al guillotinar por donde es y no por donde al cliente le gustaría), tinta seca en mis manos también secas, toda la teoría que sé y que por el paso del tiempo y el desuso he ido olvidando.
Haré lo que sea para que la oportunidad se mantenga y prolongue en lo que a mí corresponda. Lo demás no depende tanto de uno mismo, o sí, quién sabe. El hecho es que hay una ilusión, un proyecto, unas ganas tremendas de que esto funcione y no quiero ser el único que se percate de ello.
Mañana otro sol... una leve emanación de agua clara y fresca en el mar de tierra que nos ha tocado vivir. Con paso firme y decidido, huiré en el futuro de mis dudas para sacar lo mejor de esta experiencia.
Allí donde vuelan los sueños y se plasman documentos, entre cuatro fotocopiadoras y unas paredes se oye el resoplar del aspirante porque se juega la actividad de lo que esté por venir. Ahí es nada.