sábado, 31 de diciembre de 2011

Creación

Un ser dentro de otro ser. Una matriuska orgánica espera sentada en el filo de cualquier silla. Dentro, en su interior, ya le han avisado que todo está en orden. En las entrañas, flotando en líquido, amniótico el feto se encuentra algo agitado. Se podría decir que sus células al completo están preparadas para pasar a la siguiente fase evolutiva. Sus uñas ya están listas para hacer su función, dedos, brazos y los ojos y si están las uñas debe estar el pelo, pero nada le va a servir de momento hasta pasado, por lo menos, un año y medio después de la concepción. Lo primero será comenzar a utilizar los pulmones y desligarse del cordón umbilical; por entonces su verdadera boca. Toda una vida se abre paso con el mero traspasar de un cuerpo a través de otro. Mientras tanto, ahí fuera, la madre en estos meses sólo ha engordado y tiene el ánimo ligeramente alterado. A decir verdad, su cuerpo ha ido cambiando según se formaba el nuevo ser, el hijo. Sus pechos han ido madurando el calostro, para las primeras bocanadas de vida y nutrientes. Se podría llegar a afirmar que es la vinculación más poderosa que hay entre dos personas, sin que uno de los miembros lo sepa, tan siquiera, y sin menospreciar el papel desarrollado por el padre que según Erich Fromm es el que da la miel al niño enseñándole los valores para vivir, mientras que la madre es la que suministra la leche, la educación. Pero volvamos al comienzo y aquella desconocida ya no está en una silla. Ahora permanece en camilla de camino al paritorio. El feto ya se ha colocado en posición. Pronto tendrá que salir con la zona más incompleta de su cuerpo, la fontanela, y es ahí donde se producirá el mayor milagro en la creación, valga la contradicción de la frase por la Iglesia y la Ciencia ¿Cómo puede un cerebro aguantar esa presión sin el recubrimiento y protección de un cráneo? ¿Qué hace sobrevivir a un organismo durante los meses siguientes a su nacimiento convirtiendo al ser humano en la especie más dependiente durante los primeros años de vida? Demasiadas incógnitas. Supongamos que estamos porque debemos estar.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Entrevistas

Son una prueba de fuego que hay que pasar si queremos concebir el premio al esfuerzo. Y nada más ficticio y cruel que una simple y “sincera” entrevista. Todo ello comienza desde el primer contacto visual hasta el corporal, el apretón de manos, que por si acaso debe ser firme y un poco sostenido sea el entrevistador hombre o mujer. Luego, tras el saludo inicial, te pasan a una habitación, aquí aparece la primera trampa: nadie te invita a sentarte cuando uno lo está esperando. Algunos siguen su perorata hasta alargarlo durante segundos eternos porque lo que uno desea en un cuestionario así es sentirse lo más cómodo posible. Lo primero que resalta a sus vistas suele ser el lugar de procedencia, que como no se resida en el sótano de la empresa, ya todo les parece muy lejos. La globalización se ha estancado en las entrevistas o sobrevistas, porque no radica ya en lo que hay “entre” sino “sobre” la persona; no contemplan que hay medios de transporte y vehículos, que hoy el puesto laboral puede estar cerca si se le echa ganas. Pero resulta chocante los cerrados de mentes que hay por ahí. También nos encontramos con la frase o farsa: “dígame por qué debe ser seleccionado sobre el resto de los candidatos”. A lo que habría que responder con un: “Porque soy tan competitivo como Mourinho y las demás personas que esperan ahí fuera me dan un rotundo y absoluto asco”. Esa es la respuesta que buscan, la única posible en un círculo donde cada vez hay que venderse más y mejor. Una sociedad grotesca donde los valores personales de un candidato se diluyen por los espacios de las letras de un currículum, que no se sabe muy bien si ayuda o dificulta a encontrar lo que se busca. Bien es cierto, que sin él no habría posibilidad alguna, pero siempre se ha dicho que en España hay, o había, demasiada titulitis. Digamos, por tanto, que a uno no le juzgan por lo que es, sino por lo que parece ser. Este hecho también se cae cuando alguien pertenece ya a una empresa, con el irremediable mes de prueba, que ahora algunas empresas lo prologan a dos, y a tres… Pero estos dos hechos ya son otra historia. Para ir entrando en materia también se encuentra uno aquello de: “se ha documentado acerca de nosotros” lo más curioso del asunto es que cuando formulan este baladí es cuando, justamente, son las empresas más pequeñas posibles. No imagino a un entrevistador de Nike preguntando acerca de si se ha informado antes de llegar. De todos modos resulta un absurdo por el alto indicio de egocentrismo. Finalmente, están las series de cualidades: “dime, por favor, tres cualidades que debería tener una empresa y tres que usted pueda aportar”. Bien, pues como de repente te han colocado la cartera del director de la entidad dan ganas de decir que expulsas a los malos entrevistadores, los que engañan, los que juegan con los sentimientos de la gente, los que olvidan que algún día tendrán que formar parte del otro lado y estarán, tal vez, en flaca desventaja, los que, por alguna razón que desconozco, se creen superiores (sus trajes quizá son signo y seña) y piensan que por un momento debes sentirte como ellos si quieres ser uno más y también uno menos… miembros y partícipes de una sociedad sectorizada cogida por los pelos. Pues bien a todos ellos les digo que la palabra broker no estaba reconocida por la Real Academia Española hasta desarrollar una renovada vigésima tercera edición y que la expresión “ser un tiburón de la bolsa” no dice nada en castellano aunque se use con frecuencia como tantas otras irregularidades. Este es su mundo hecho de hilos. Ellos se mueven por los mismos y también los manejan. Chusma de otro costal.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Puntos de vista

No somos lo que somos sino lo que dicen ser. Bajo esta estimable afirmación queda poco margen al error ya que lo que sostienen muchos prevalece sobre el que poco, o casi nada, puede decir y, por lo tanto, debe decir. Y por qué digo esto que no es poco, pues porque dos fuentes han revelado que no comunico bien, vamos que si hubiera un mensaje en mí para transmitir el contenido se perdería porque el receptor no lo captaría como fuera debido. Se diluiría antes de cumplir con su cometido, informar. Dicen que la versión impresa de El Golemjull, está desordenada y que no pertenece a ningún género. Yo (Claudio), el autor, puedo defenderme alegando que el desorden lleva un orden delicado y dedicado, eso sí por la variedad de temas a tratar, y que el hecho de no tener género le acarrea mucho mal pero también una dosis considerable de frescura para alguien que tenga las mismas ganas de leer que ante Ulises de James Joyce. No comparo ambos libros; ni de lejos. Uno es un clásico y el mío sólo ha servido para que ciento sesenta personas se lo descarguen… gratuitamente claro. De todos modos todavía soy un novato en esto y cuando hablan de algo varios, ya sabéis… habrá que escuchar por si llevan razón. Otra fuente, la primera está velada, es Woo Rank. Una herramienta que mide la calidad de tu página web y la cual sostiene, muy acertadamente (quizá) que el lenguaje empleado aquí es universitario y la gente de un nivel sociocultural más bajo (extraña cuando ya raro es quien no se arriesga con la carrera) no lo puede llegar a comprender. Y yo pregunto: ¿de qué vale una carrera si no la puedes ejercer ya ni como entretenimiento? Es cierto que algunos términos se me van y otros bailan pero al menos creo que sé hilvanar algunas frases, claro que eso no lo va a recoger ninguna página de medición de audiencias. Lo más importante, se trate el tema que se trate, es que se debe estar predispuesto a recibir una pullita cuando creemos estar en posesión absoluta de la verdad, de la nuestra, porque siempre estamos confundidos al percibir una parcela tan limitada de la realidad. Esto quiere decir que también estamos en lo cierto puesto que a esa porción nos rendimos y erigimos. Salga el sol por el este que quiera que mañana habrá que seguir aprendiendo de los errores propios; de los fútiles y los adversos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Disfraz adulto

De repente cogí, de nuevo, la fotografía. La niña de pelo castaño sonreía al fotógrafo o fotógrafa. Siempre que sostenía esta imagen en mi mano imaginaba que se hizo un martes o miércoles por la tarde, no sé muy bien el motivo de creer tal nimiedad, aunque la luz que reflejaba la pared encalada era cuando menos dudosa. Pero eso es lo secundario, lo principal era lo que se apreciaba: una niña, ya dicho con anterioridad, que estaba sonriente disfrazada de flamenca con volantes en tonos rojos y blancos. Por llevar llevaba hasta el foulard a juego. Y no sólo hacía ese gesto con una naturalidad cinéfila, sino que también, y bajo su peineta roja puesta con arte, estaba haciendo un giro con su cadera en un movimiento praxitélico (curva de la cadera) muy a lo sevillanas made in spain. Su mano derecha acompasaba el giro con su inercia y la izquierda sostenía unas castañuelas rojas remarcadas con una pulsera del mismo color en ese lado y que tampoco sé si fueron de juguete. Todo ello con el codo marcando la postura a una buena postura intermedia. Mi fragmento preferido de la fotografía era la cara. El gesto, el cual lo veo florecer muy a menudo, decía: «Soy una sevillana y puedo serlo». Además lo más entretenido de la imagen a color es que no es la típica fotografía de alguien desbordado por la alegría (por eso la sigo mirando todavía), sino que es una felicidad contenida y controlada; algo inteligente se abre hueco entre esos labios que medio se ríen y medio dicen un: «Yo sí». Pero sigo observando su cara intentando hallar lo enigmático: su frente era perfecta acompañada por un flequillo que brillaba, sus cejas soportaban una curva estilizada y correcta. ¿Por qué me llamaba la atención tanto? Porque todos reconocemos el «tú si puedes», porque las rutinas que nos hemos buscado nos hacen olvidar que deberíamos repetirnos esta frase cada cierto tiempo, porque nos hemos dejado arrastrar por el qué se yo y él que saben ellos. Ahora, si quieren contemplar la fotografía tendrán que imaginarla como hago yo cuando la deposito con cuidado en su lugar y luego, tras echarle el último vistazo, cae entre mi olvido hasta que otro día, de pronto, me la vuelvo a encontrar.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Manchester, una gran ciudad para visitar

Es difícil disfrutar plenamente de una ciudad cuando anochece tan relativamente pronto, las cuatro de la tarde. Se podría llegar a afirmar que Manchester (464.200 habitantes) casi es a Londres lo que Fuenlabrada (204.838) es a Madrid http://es.wikipedia.org/wiki/Madrid, es decir, una ciudad pequeña que se recorre a pie en un corto pero constante pasear y que da la sensación de ser más un núcleo corredor y de ocio que una agrupación impertérrita y firme. La diferencia poblacional entre las dos ciudades es la resultante del cómputo genérico: 62.218.761 de población en Reino Unido frente a 46.081.574 en España. Así que no hay que temer los que pretendan irse a la aventura a un lugar lejano (dos horas y media largas de avión) porque Manchester es algo más que el hogar de los red devils, diablos rojos.

Un placer para recrear la vista

Descendiendo por Victoria Street se encuentra una de las mejores catedrales que se pueden apreciar. El único contrapunto es que es, tal vez demasiado pequeña para semejantes edificaciones pero he ahí su particular belleza y aprovechamiento. Cerca de Market Street hay una noria que cuesta 7.50 libras para los adultos, pero una vez arriba merece la pena ver los tejados y las construcciones inglesas; formando un collage con distintos marrones y rojos.

A 27 de noviembre había bajo la gran noria unos mercadillos navideños que dotaban de ambiente la zona. En ellos se vendían toda clase de recuerdos como tazas, camisetas, broches, o comida como bombones de coco o nubes de golosina y fresas recubiertas en chocolate blanco o negro.

En las proximidades de Princess Street y junto a la imponente estructura gótica, por los arbotantes y contrafuertes, de St. Mary´s Rc Church se encuentra otra zona de mercadillos pero estos más destinados a que la gente coma en la calle, ya que no disponen de sillas ni mesas, con varias de sus especialidades: bocadillo de salchicha, hamburguesa de cerdo, crepes y vino calientes y en algún que otro caso algo de paella y chorizo.

Para los amantes del fútbol han de saber que para ver Old Trafford http://carmenmapis.suite101.net/historia-del-manchester-united-futbol-club-a54551, deberían coger la 250 o la línea x50 en Picadilly Garden, estación central de autobuses, para ir directamente al estadio en unos quince minutos y disfrutar de uno de los estadios más mágicos que se conocen, bien por el ambiente que se genera en cada encuentro o por haber sido la cuna de grandes futbolistas como David Beckham o Cristiano Ronaldo. Por otro lado mencionar que para ver el City of Manchester Stadium http://www.suite101.net/news/kun-agueero-ficha-por-el-manchester-city-a61750 hay que coger la línea 216 y en diez minutos estarán en el otro gran monumento a este deporte que hay en la ciudad y completamente distinto el uno del otro.

Otros pequeños detalles para disfrutar

Se puede gozar de la Cherry Coke, descatalogada aquí hace años y de los bombones de Nestle Enjoy! De la típica caja morada.

A grandes rasgos se puede decir que la ciudad es un placer para la vista y el gusto.