martes, 31 de agosto de 2010

Mr. Sheen

Charlie Sheen, perdón, Charl Sheen, que hace unos años prefirió cambiar el nombre, pero los medios escritos y televisivos parecen no habérselo tomado muy en serio o que, sin más, han hecho caso omiso, está de enhorabuena.
Es de las estrellas que salen en una serie con uno de los cachés más elevados hasta la fecha. Estoy hablando en cuestión del protagonista de Dos hombres y medio; a la que si se le suprime su humor y la mayoría de los personajes… no está tan mal.
Les hablo de este hombre porque me parece un gili… consumado. Uno de esos personajes públicos que, si no lo ha declarado ya, acaba regalando exclusivas en la línea de: “A lo largo de mi vida me he acostado con mil mujeres”. Sí. A la par de Bertín Osborne y George Clooney.
Para comprobar la poca densidad de la materia gris sólo hay que ver cómo de esas supuestas mil amantes, una o ninguna afirman que se han acostado con él o que, tampoco, dicen con cuantos se han acostado (aquí se ve quién es el sexo que maneja el cotarro). Ya se sabe que si él se ha acostado con mil, en realidad habrán sido veinte y si ellas sostienen que han sido mil, seguramente sean tres mil; hecho que suena tan disparatado como el primero.
El actor americano es uno de esos especímenes que deben de tener al segundo mejor representante de la industria cinematográfica (el primero trabaja para Robert Downey Junior) porque antes que profesional tras las cámaras posee más cualidades para proclamarse criminal tras unos barrotes. Charlie se ha esnifado todo lo que estaba en polvo y era blanco, daba igual lo que fuera y ha bebido más alcohol de lo que puede soportar un hígado humano. Todo ello mientras se “esforzaba” en mantener a flote su carrera de actor (cuando lo mejor que hizo fue Velocidad Terminal y porque había una belleza rusa de nombre Natasha Kiki, perdón, Kinski robándole todos los planos). Además ha tenido más de una refriega policial y alguna acusación por malos tratos (si por mal trato se puede entender el disparar en un brazo a tu novia).
A parte de esto, queda como el típico caso de nepotismo innecesario. El hijo, no sólo ha manchado el buen apellido del padre, Martin, una figura respetada en el negocio, sino que no se lleva bien con el resto de la familia. Su hermano Emilio Estévez (alguien que ha preferido llevar el apellido materno) se ha labrado una carrea artística en las antípodas que el prójimo, con bastante peor fortuna pero con más entereza.
Si no creen lo que digo compruébenlo ustedes mismos. Introduzcan Charlie en Google y verán que Sheen es el primer apellido por encima de Charlie y la fábrica de chocolate o Charlie Brown y Chaplin. La piscina de su agente en vez de agua se llena con Mangaroca.

viernes, 20 de agosto de 2010

Adrián

Era un desconocido hasta este texto. Qué puedo decir de un embrión que le tacharon de mudo en la guardería y ahora derrocha desparpajo. Que quiso introducir las fichas-moldes redondas en las cuadradas y las de forma de estrella con las de luna… por sus santos colgantes.
Con veintidós años está “estable” en una empresa donde coloca y repara lunas en coches, autobuses y tractores. Lo mismo da aquí, que en Ciudad Real. Ahora la entidad ha sido absorbida por la competencia. Da la sensación de que pasará del Getafe al Real Madrid, en lo bueno y malo, como el matrimonio.
Cuando se compró el coche, eligió un color azul infrecuente, y ahora, por las carreteras se repite la tendencia, en otros valientes, que hicieron oídos tapiados a los consejos.
Este fin de semana iba a ser nuestro y de tres chicas más. Adrían, nombre que elegí por el de Miguel, las tres conocidas y yo, nos disponíamos a ir a una casa en Badajoz (Badaó) donde la mayor atracción era la ausencia de luz.
Ya me hacía relatando historias de terror y risas con risas, pero la abuela de una de ellas ha fallecido y hemos tenido que abandonar la idea. Además, la rueda del coche azul mariquita ha amanecido en el suelo y ha ido a cambiar, de paso, las dos delanteras. Con lo cual hoy no era el día para ir a ningún sitio.
Mi hermano, no quiero más, físicamente se asemeja a mi madre, aunque el color de ojos puede ser más paterno. El carácter también. Aunque lo bueno de los hijos es que son mitades de aquí y allá.
Tan distintos y tan iguales. Él tiene una cicatriz de un golpe con una piedra que le asestó una vecina sin pretenderlo. Estábamos haciendo un agujero con el pedrusco y mi hermano quiso asomarse y… catapúm. La mía es en la cara, cerca de los labios y me la hizo una compañera de clase, porque nos pegamos en el colegio. Digamos… que estamos marcados por ellas. Heridas de juegos sin ganador.

En el fondo es mi mejor amigo, porque siempre cuenta conmigo y a fuerza de genes siempre ha estado ahí, a dos metros y poco de mi habitación.
Creo que algunas amigas (de esas, todas hijas únicas; dato significativo. Sólo una ha pasado de discrepar) han envidiado nuestra convivencia y la han intentado contrariar, consiguiendo “agua” en vez de “tocado”, pero en las flotas de vínculo ni puede, ni debe entrometerse nadie y cuando esto se produce es porque el familiar perjudicado está más perdido que dolido. Amo los hogares que son fratrías.

Ejemplo a seguir

Hay un activista elegante en la sombra. Sí hace tiempo hablaba de las consecuencias infructuosas desencadenantes de la fama, este actor está en la otra vertiente. Kevin Costner, el mismo que tras el estreno de Bailando con lobos, hace dos décadas, generara que un gran porcentaje de padres inscribieran en el Registro Civil a sus recién nacidos con su nombre, se tuvo que presentar en el Congreso de Estados Unidos para exponer su maquinaria V20; unas depuradoras de petróleo capaces de separar dicho fluido del mar en unos 795.000 litros diarios con 99% de eficacia, que British Petroleum empleara en la limpieza.
Ésto viene a raíz de los vertidos de la plataforma Deepwater Horizon en lo que ya es considerado como uno de los peores desastres de la historia americana.
Hasta la fecha nada ha dado resultado, así que se ha recurrido al avance pionero del intérprete norteamericano para trabajar en profundidades de 1,6 kilómetros, antes de que sea demasiado tarde (si no lo es ya).
Costner, que lleva invirtiendo en el desarrollo de innovaciones en la empresa Ocean Therapy Solutions veinte millones de dólares a lo largo de diecisiete años, comenzó en el campo de la tecnología cuando un huracán destruyó todo el atolón diseñado para filmar Waterworld. Por ello fue un largometraje fallido, pero cuando la mayoría contempló el resbalón del americano, él vivió una especie de renacer ecológico, que puede dar con la clave del desbarajuste marítimo, gracias a que alguien aprendió de los errores.
Y allí, en el Congreso, estaba él con su traje oscuro impoluto declarando que no hacía esto por fama o dinero, sino porque el ecosistema marítimo estaba en serio peligro y alguien debía intervenir.
Si las demás estrellas se implicaran, la mitad que el protagonista de El mensajero del futuro en cualquier tema trascendental mundial, intervendrían el doble que un político. Sería la mejor baza de la fama. Lo demás vale de poco. Ser imagen de Gillette o Nescafé no reporta beneficios sociales ni civiles.

jueves, 19 de agosto de 2010

Sin balanza

El destino me colocó el otro día en la órbita, una vez más, de mi vecina. Frases como: “¡vaya dos añitos que me has dado!”, “¡Quieres el móvil; pues toma!” o de la madre de ésta, que también aprovechó la discusión para entrometerse con: “¡Mándale con su madre, es un cobarde!” (¿qué tendrán las pobres para utilizarlas como arma arrojadiza?) echaron al fango otra gran frase de Aristóteles “A una mujer le sirve de joya el silencio” (ingenuos los y las que sólo vean la superficie machista ficticia de este enorme filósofo).
Comenzaba hablando del destino, porque es la segunda vez que estoy presente en una de sus rupturas.
En la anterior fui a tirar la basura y la vi rompiendo por móvil con alguien. Ella lloraba como un bollito borracho. Preferí no intervenir entonces, como ahora. Además, ¿acaso era mejor que el bandido cruel que le había hecho eso? Lamentablemente formo parte del equipo de zánganos sexuales, que sólo pretendemos eso, mientras ellas se quedan vertiendo lágrimas de plata, oro blanco, y en el mejor de los casos, platino.
Lejos de más críticas, la situación no fue agradable: El chaval “oculto” en su vehículo, la chica sollozaba mientras se ahogaba entre palabras de espino que le estrujaban la garganta y, seguramente, el corazón. La madre desde su casa le gritaba acusaciones, que, nada más llegar al tímpano del destinatario, le empujaron a largarse con un acelerón. La tranquilidad de aquí transcurre así; o faltan cerillas o sobran incendios…, muy a lo Far West con balas que ya fluyen sangrientas desde la recámara… Nada más lejos que los temas de amor, sin más.
Hubo otra vez, que vino la esposa de un jardinero y comenzó a pregonarle una supuesta infidelidad. Ella tan gustosa de hacer un speaker corner a la madrileña, él con el rastrillo en la mano conteniéndose en darle otra nueva utilidad si de un manofloja se tratase. Aun así le fue ganando terreno hasta que el torrencial amainó y la quietud volvió a envolverlo todo con su capa de mutismo.
Retomando la desavenencia inicial me surgen varias dudas: ¿Por qué le acusaba de esos dos años, cuando no hay nada que ate? ¿o sí?
Las mujeres, que, por naturaleza, pueden alcanzar niveles más altos de cariño por el instinto maternal se ven reducidas a la merma de autonomía frente a la extensa del hombre (no refiero, en absoluto, el plano sexual). Eso ni las convierte en peores, ni a los varones en mejores. Sencillamente, una ruptura podría ser el momento álgido donde habría que auscultar el interior y contentarse con esas dos valiosas virtudes en ambos sexos y que, jamás, llegarán a equilibrarse. Con ésto y con la obtención de un punto intermedio de acusaciones y defensas sujetas al respeto mutuo, caer en el alboroto del gallinero estará siempre de más.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Inusual

Promesas en esdrújula.
Labios cómplices susurran a la ingle,
las agujas plomizas de su brújula.
Le colma tanta tingle.

Olvida el vidrio que no cristaliza
aquellas lágrimas son un montaje,
Meselmani es postiza,
pasado, vil brebaje.

Mañana, diapasón sin batería.
Satisfecha por días,
entre bretes porque sí o por también.

Lujuria en incipiente plenilunio,
extraña edredones al venir junio.
Dueña insólita del bien.

martes, 17 de agosto de 2010

¡Nooo Papá!

Porque no estaba yo ese día que sino…
Mis padres fueron a un centro comercial a pedir presupuesto cuando quisieron hacer una pequeña reforma en casa.
El famoso iba acompañado camuflado bajo unas lentes reveladoras; mi padre le reconoció y como son, más o menos, de la misma quinta y sé que, en cierto modo, simpatiza con él por la “música” (por llamarlo así) o porque el insigne era de los que no se mordían la lengua; pues fue a saludarle.
De haber estado ahí le hubiera persuadido para no hacerlo. Habría arrojado un cilindro de moqueta entre él y Ramoncín. Podría haber fingido una tos incontrolada con babas espumosas para ahuyentar al antiguo cantante. Rodaría por el suelo al estilo croqueta hasta impactar contra el autor de El rey del pollo frito, Chuli y Hormigón, Mujeres y Alcohol, entre otras canciones del rock nacional.
Supongo que estrechar la mano de alguien que ha colaborado con Brian May (y no al revés) siempre merece la ocasión.
A continuación voy a reproducir el diálogo mantenido entre mi progenitor y José Ramón Julio Martínez Márquez (juraría que llevar tres nombres es ilegal, pero lo mismo se puede alegar que el primero ya es compuesto) más o menos como se contó:
Papá: ¡Qué pasa Ramón!
Ramoncín: Nada, aquí, comprando algo.
Papá: Ya no hay nada que merezca la pena en la tele, ¿Por eso te fuiste?
Ramoncín: Sí, la verdad es que ya sólo hay malos productos. Me retiré.
Papá: Bueno, encantado.
Ramoncín: Igualmente. Hasta luego.
Y ahí queda, para la posteridad. Lo que pasa es que en vez de en la televisión prefirió sacar tajada con la SGAE. Pero es un tema tan mareado, que no tengo nada que decir.
Al menos le echó valor y fue natural. Cuando coincidí con Carlos Boyero y me miró tuve la sensación de que me reconocía y fuera a contestar muy borde. Tampoco hubiera sido tan comedido como mi padre. Le habría sacado varios temas cinéfilos más la estúpida pregunta de: “Hombre Carlos, cómo tú por aquí”. Y eso ya era estar visto para sentencia.
La fama parece generar un abismo entre el pueblo y la celebridad, pero, en la práctica, no es así, ni mucho menos. Eso es, en verdad, lo malo de la popularidad, que te sitúa en un pedestal ficticio, porque lo de los autógrafos debe ser un incordio, pero el compartir sociedad con la plebe… será rebajarse demasiado, quizás.

lunes, 16 de agosto de 2010

Accidente

Los experimentos donde se mezclaban sustancias siempre eran peligrosos. Aun con las máximas precauciones posibles, se podía correr el riesgo que sufrió Clara.
No se imaginaba que ese viernes nuboso iba a ser el comienzo de algo. Hasta la fecha había sido una persona perseverante en la lucha por sus ilusiones, contenta y carismática, exigente y obsesiva. Ese día estaban probando un nuevo fármaco desarrollado a raíz de unos microbios. Se encontraba bien y atenta en lo que estaba haciendo. Si acaso estaba pensando en la cena que iba a preparar cuando saliera del laboratorio. Al estornudar tuvo el cuidado de apartar la jeringuilla, pero al incorporarse se clavó la aguja en la palma de la mano. La notó penetrar, haciendo inútiles el manejo de guantes. El émbolo no se movió pero Clara estaba segura de notar cómo los glóbulos rojos se le espesaban.
Pidió el día libre, excusándose de que se encontraba mal. No dijo a nadie los verdaderos motivos para que no la despidieran. Al llegar a casa se dio cuenta de que estaba empapada en sudor.
Cogió cita para que el médico le mandara pruebas.
No podía sacarse las dudas sobre el germen que había ahora en su cuerpo, probablemente, contaminando no sólo a ella, eso era casi lo de menos, sino al hijo que llevaba en su interior desde hacía cuatro meses.
Se lo contó a su marido, que restó importancia al asunto, igual que obraron sus amistades. La doctora le dijo que estaba bien, una vez hechos las correspondientes comprobaciones de su sangre. Sobre todo le hizo hincapié en que el feto estaba normal y estable, pero ella ya estaba inmersa en una depresión que le obligó a pedir la baja por maternidad antes de tiempo.
Prefería haberse puesto la piel con las terminaciones nerviosas y la grada del revés, antes que soportar ese estado anímico con una personita dentro, ya que, también, se desconocía el efecto inductor de una madre sobre la sensibilidad de un hijo.
Al dar a luz comprobó, que, aparentemente, Jacinto estaba sano, aunque seguía con la descofianza; sospechas amarradas a su médula espinal. Desde entonces arrastró una depresión, que no detectaba ningún análisis. Aquél fármaco tuvo buena acogida aunque la verdadera toxina fuera la autosugestión y el mal hipocondriaco. A pesar de ello, seguía notándose un tanto extraña.
Pero ante los inconvenientes es cuando surge la adaptación más pura y primitiva. Se había convertido en una actriz consumada en el laboratorio cuando operaba con las indagaciones científicas y médicas, ya que las veía como una turbación. Nadie notaba su merma en el ánimo, a pesar de las gotas de aguasal que perlaban su frente la delataban.
No le quedaba otra. La depresión para una empresa puede ser un buen impedimento.

sábado, 14 de agosto de 2010

Lento fluir

Existe un lugar radiante y oculto durante el sueño, pero sin caer en él. No está la consciencia de estar despierto con la grava que arrastra la mente, ni la dulzura de una recreación ficticia. Te encuentras ahí, amarrado a un estuario de la nada. No es el limbo ni el parnaso, sino la ausencia de esencia. Lo contraproducente de no existir sería no sentirlo, pero en este estado uno se abandona, mientras percibe ese vacío. El tiempo no transcurre porque la vejez o la adolescencia están diluidas cual cromo septuagenario dentro de un charco. Un ventanal se abre para observar lo que transcurre tras él y lo mejor de no poder actuar es que no hay motivos para ello. Sencillamente hay que disfrutarlo sin esperar algo a cambio.
Una brisa fresca y suave fragmenta tu frente, de medio a medio, para liberarla. De pronto el pijama se vuelve tan ligero que tu piel llega a creer que está descubierta. Los temas más trascendentales se han terciado baladíes. Encima del colchón sólo hay una tarama de células; semen sobre óvulo. La prisión formulada por neuronas no tiene poder en este apeadero sobre el linde del raciocinio.
Pero… ni eso es eterno. Los gallos comienzan a cantar como desde la otra orilla. Recuerda que has sido rio. Rayos de sol empiezan a posarse sobre tus pestañas y éstas transmiten calor a los ojos, ¡¿y qué son esos dos órganos sino las manos del cerebro?!
Para entonces se va volviendo en sí; regreso a lo que no descansa. Las sombras se repliegan finalmente a través de los huecos de los enchufes. La polilla, en busca de lana, escapa del armario, entre una rendija, resacosa de alcanfor y sin su festín. Un nuevo día que sustituye a la noche densa.
¿A qué hay que temer cuando no se ve?

El mal

(http://www.youtube.com/results?search_query=indice+de+maldad&aq=0) Este enlace muestra el lado más monstruoso del ser humano: sectas, mentes criminales, violadores… Resultará extraño, pero si nos aplicaran ese medidor de perversidad, todos obtendríamos porcentajes de algo que nos sorprendería.
Somos buenos… hasta que se demuestre lo contrario, arremetiendo contra el retrovisor del conductor que no deja de pitarte (en el mejor de los casos). La diferencia entre ellos y las personas “normales” es que nos apoyamos en una pauta o equilibrio. Al traspasarlo es cuando hemos dejado de ser estables.
La perversidad está mucho más en contacto con nosotros de lo que captamos. El amigo del amigo del amigo es un pederasta; otro conocido del primo del vecino es un estafador con una editorial que no cumple lo prometido, el cuñado es un funcionario que roba a los pobres para dárselo a los ricos y así hasta construir una cadena interminable de malignidad.
Lo que ocurre es que nos hemos desenganchado del eslabón más que para la rutina del trabajo, por él: la ruta, los compañeros, el aperitivo, las funciones a realizar por las que se nos contrató… Vamos con una venda en los ojos, como terneros al matadero. Sin embargo, a veces asusta comprobar cómo la corriente de perversidad ronda al acecho rememorando el instinto irracional y animal que nos precede; asaltando el gran malecón de amistad y amor construido antediluviano.
Hace años, no sé hasta qué punto era verídico, alguien comentaba que en Central Park había una columna que marcaba el número de asaltos, robos, violaciones, asesinatos y demás, por cada minuto. Siempre he imaginado la estructura erguida en color negro y con los números, tal y como los de la charcutería, en rojo. También veía a los ancianos paseando con el New York Times bajo el brazo deteniéndose ante las molestas cifras, a los niños en sus monopatines sin percatarse aún del peculiar mundo inhóspito y hostil reflejado en las cifras. Quizás algún policía las observara junto a su compañero mientras degustaban los cafés envasados con sabor a plástico recalentado. Sintiéndose los herederos del planeta ante tanta perversidad. Subestimarían esa partícula corrosiva que ellos también transportan en el interior. La línea que separa el bien del mal (el sí de un no) puede ser tan segura y perecedera como el trazo de un tiza sobre pizarra.

Frases

48-“A mí que me la chupen”: Frase popular dentro del círculo de amigos. El que lo dijo expresaba así su práctica favorita cuando éramos chavales y no sabíamos prácticamente nada. Luego se pasó al bando de los románticos comprando ramos de flores. Eso no quita que sea un tipo práctico.

49-“En la próxima rotonda gire a la derecha”: Mi GPS cuando circulaba por una autopista de tres carriles. En ese mismo viaje me hizo cruzar por un camino. Supongo que son consecuencias de no actualizarlo.

50-“Deberías haber escrito más libros”: A lo que respondí a mi padre que no por escribir mucho, uno es mejor. Me dio la razón, además de reincidir en que siempre hay que buscar la mejor obra. Encontrarla no tendría precio.

51-“Este hombre es guapo”: Un chiquillo que pasó junto a su padre por la caja para que les cobrara. Los niños son únicos en dejarte en evidencia para bien o para mal. Lástima que, con el paso del tiempo, esa franqueza se empleé para otros méritos, cuando antes era innata.

52-“Cada día estás más delgado”: La monitora del gimnasio. Escuché algo detrás de mí y no había nadie, al rato la oí decir esto desde las alturas de una escalera. Siempre está al acecho. Por lo menos se fija en mí. Quien no se contenta es porque no quiere, desde luego.

53-“Al menos te dará para un refresco”: El colega de la gasolinera estaba en lo cierto cuando intentó persuadirme para que me hiciera la tarjeta de repostaje. Desde diciembre hasta hoy mismo tengo tres mil puntos; es decir tres euros de gasolina. Dentro de unos dos años podré comprarme veinticuatro latas de Coca-Cola. Menudo negocio he hecho.

54-“¡Hombreeeee Albertoooooooo!”: Cuando vamos a un restaurante de Serranillos a cenar algo, el dueño nos recibe tan efusivamente que los chicos no descojonamos interiormente. Queda demasiado exagerado. Es bueno cuidar a la clientela, pero no hay que tomarla como si fueran jeques, ya que al salir de allí la vida vuelve a la normalidad. ¿A quién no le gustaría sentirse así por unos minutos?

55-"La vida es muy corta y larga": La mejor. Me abstengo de revelar el autor.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Tomto

Tom Cruise está poco menos que acabado. Lo digo por razones que son comprobables y compartidas por una gran mayoría. Una de ellas es por los malos ingresos de taquilla con Valkiria, Leones por corderos y Noche y Día. Sí, se ha sacado del bolsillo interior de la americana el papel estúpido de productor que aparecía en Tropic Thunder y que en la última gala de los MTV actúo con una buena coreografía junto a JLO, pero no le servirá de salvavidas.
Además da la sensación que su ruptura con United Artists le está pesando como un cachalote. Y por si fuera poco la cienciología parece estar detrás de los próximos proyectos ya que para Misión Imposible IV (dudo que mejore en algo a la anterior) quiere fichar a David Beckham para un pequeño papel. Es una estrategia descubierta porque sabe que el rubio inglés es famoso y tiene una cierta repercusión mediática… lo que buscan los encapuchados, vamos. Otros seguidores como Will Smith se han dedicado a respaldar la carrera cinematográfica de su hijo y John Travolta ha decidido coger su avión, pilotarlo y presentarse en el pasado Mundial para decir hola y volverse a introducirse en la cabina del Boeing 707 en una aportación estelar, mientras anunciaba que su mujer Kelly Preston iba a ser madre de nuevo.
Volviendo al protagonista de la inigualable Noche y Día. Resulta que han hecho de las típicas bofetadas culturales introduciendo la fiesta de San Fermín en medio de Sevilla. Nada que no ocurriera, curiosamente en Misión Imposible II (MI2), sólo que aquella vez fueron las fallas en la ciudad hispalense. Esto puede suceder por los problemas económicos que puedan generar los Ayuntamientos regionales para las filmaciones. Traba que pudo driblarse en la entrega de James Bond El mundo nunca es suficiente, donde aparecía Bilbao (y eso que se podía dar la negativa por el tema terrorista) y para desquitarse rodaron en el sur Muere otro día. A saber lo que demandó el consistorio de Navarra a la productora de Noche y Día (o bodrio y pestiño).
Sin duda este es un tema que no beneficia al actor. Alguien que debe pensar que cuanto más blanca salga su dentadura mejor será el resultado final.
A ver cómo quedan las nuevas escenas de acción para la nueva entrega, que, según dicen, las está supervisando él. Ya se encargará de alguna pifia que lo emborrone. No hay peor enemigo que uno mismo.

martes, 10 de agosto de 2010

Inhiesto

Estuve absorto durante la acción; creyendo no ser visto. Tiré cascotes tras los contenedores de basura y luego fui a esconderlos dentro de una parra situada en el suelo. Toda urbanización debería contar con un punto limpio.
No me fijé pero allí estaba uno de los árboles con más rectitud en derredor y, sin embargo, no de los más altos. Cuando florece con esos colores blancos en racimo mezclados con el verde de las hojas es para detenerse y observarlo un instante.
Tiene gracia, pero, seguramente, no sería tan bello si aquel abuelo no le hubiera injertado con una garrota de hierro. El tronco amenazaba con doblarse para siempre condenado a caer por el propio peso hasta que Rafael, en uno de sus largos descansos sentado en la carretilla con el bailoteo del cigarrillo entre los labios, vio que le hacía falta un buen apoyo sobre ese codo de la madera, que parecía ser su liquidación. Desconozco lo que tardó en dar con ello, ni de dónde lo sacó, pero viendo la obra de arte orgánica lo mejoró con creces. De hecho el árbol, de dejarse caer tanto en su muleta, ha absorbido el metal como si de algo natural de tratase, cubriendo la artificial i griega.
Quizás le ayudara el vecino militar a apontocarlo. Probablemente porque el anciano apenas era más de un metro y poco de persona y porque, en ciertas ocasiones, les vi charlar animosamente y luego, un día, salió en busca del nieto mientras estaba arrojando basura al contenedor para darle sus condolencias por el final del artista de Eje con dos troncos.
Un antiguo soldado, con su temperamento de bañista bajo sombrilla por el aguacero, que regañó a los chiquillos del vecindario por lanzar con el tirachinas a las farolas, porque lo pagaban todos de su bolsillo (llevaba razón, pero éramos niños) y que he sorprendido hoy entre el quicio de una ventana expiándome. Creo que es porque su mujer le ha chivado lo de los escombros. El árbol cada día parece estar más alto con sus ramas verticales, cuya meta parece ser la de arañar las nubes. El gancho oxidado sigue infundiendo vida.

lunes, 9 de agosto de 2010

¿Qué placebo le sienta mejor?

Las empresas farmacéuticas han creado mentiras legalizadas pero moralmente ilícitas. Hay un caso clamoroso como la marca médica que sacó lingotes con el ácido acetilsalicílico y que, para más lucro, tiene a su disposición al mejor equipo alemán de fútbol para expandir su imagen y nombre.
En realidad esas pastillas blancas, que cuentan con su versión infantil con un sabor más agradable, la versión de quinientos mg para adultos, de cien, una específica para los dolores de cabeza y otra para el corazón, suele usarse como antiinflamatorio, analgésico y atipirético (reducir la fiebre), pero también se ha demostrado que su uso puede degenerar en úlceras. Nada que sea exclusivo de este medicamento.
No digo que su prospecto sea falso, pero, desde luego, tampoco es la panacea de los problemas que afirma solucionar.
Los casos son peores para los ancianos. Bien porque se han convertido en inmunes para las “pequeñas verdades” de los fármacos o porque lo que se les receta es, en forma y fondo, un engañabobos.
He aquí el verdadero desfiladero que se abre entre el médico y paciente al no decir ni toda la verdad, ni toda la mentira. Y una media verdad sabe a aguachirle; puesto que llegados a una edad los problemas de salud son complicados que los solucione una simple píldora, cuando “sólo” lo que tiene que reparar el terapeuta es el comprimido de toda una vida.
Y en casos de psiquiatría es más severo. Un terreno donde se podan las plantas con un tractor manteniendo las distancias, es muy complejo acertar con la fórmula idónea para los pacientes, porque además se trata del órgano más engorroso del cuerpo humano. Las empresas farmacéuticas suelen emplear este campo para crear una pastilla milagrosa y que se pueda emplear como tarjeta de bienvenida en las concentraciones sanitarias muy a lo Schering-Plough.
Otro aspecto, introducido en este último párrafo, es ese endiosamiento con el que se visten estas industrias. Poseedoras engreídas de la verdad más absoluta patinan con la memoria histórica.
Hace décadas, cuando no existía su retahíla, los remedios caseros cumplían con su función, aunque no al cien por cien, tal y como sucede actualmente. Así que no estaría inapropiado si recodaran que sin ellas el resfriado también cesaba y el orzuelo disminuía su inflamación. Ahora, el día que descubran soluciones al cáncer y sida seré el primero en darme un punto en la boca.

domingo, 8 de agosto de 2010

¿Querías fiesta?

Anoche fue de esas en las que vi alcohol y dije: “¡Alegría, alegría!” para convertirse al rato en “¡jozú, jozú!”. Bien es cierto que fue un cumpleaños y había botellón a la vista, pero me pesa no haber hecho al final la postura de la bandera como prometí cuando el cerebro aún estaba ágil y la lengua despierta. Tampoco puedo cumplir todo lo que prometo, como irme de viajes locos por ahí… con la fiesta de ayer tengo para cinco años y más cuando no me gusta empinar el codo. Nada. Para la próxima celebración iré en el bando de los enófobos, que a refrescos se va Juan Pelotilla.
Por lo menos, he de admitir que intenté comportarme como un caballero y cuando noté que iba zozobrando, por la culpa de la gravedad, claro, y tenía náuseas, me alejé del resto para no aguarles más con mis intestinos, porque una retirada a tiempo..., y en mi favor está la consideración de dar las gracias cuando me ayudaron a desplazarme y demás. Cómo añoro el buen funcionamiento del aparato locomotor cuando no me responde. Sin embargo me sentí casi como los ciegos, porque como cerraba los ojos en la posición sentada y cabizbaja, sólo sabía dónde estaban los amigos por la colocación desde la que captaba las voces. Es un Top Spin que se busca uno mismo.
Fue sorprendente el recurso de guardar el pañuelo que me dieron en la zapatilla por no tantear los bolsillos y empeorar el mareo. Tampoco me manché la ropa ni el calzado. Una gran proeza, créanme.
Juro por escrito que sólo tomé una copa más que mis acompañantes, pero debe ser que entre malcené, no soy muy corpulento y la falta de práctica… así pasó, que cuando me apeteció el canapé de ternera fui en busca de una vaquería.
Por último, me encantó cuando apreté la mano de una amiga mientras me guiaba con mis piernas de esparto en plan “me muero” y ella hizo lo mismo, “lo sé”. La reacción caló.
Disgusta comprometerles así. Prometo no hacerlo más, (sólo hubo otra Nochevieja similar… no soy asiduo a jugarme los límites y menos con sustancias eufóricas como las drogas o depresivas como el alcohol). Que suba y baje otro, yo me apeo. Espero que sean hechos y no meras palabras.

sábado, 7 de agosto de 2010

Creer o no creer

¿De dónde venía el ruido? Sonaba a golpe gutural acústico, a canto quejumbroso de un vocalista aquejado por los excesos. Estaba solo en casa; esta circunstancia no me suele incomodar hasta que sí lo hace. Salí al pasillo; el sonido procedía de la derecha. Quedaban descartados el salón y la cocina. En las habitaciones, si había alguien ya no sería tan peligroso ya que en los dormitorios no había cuchillos ni mucho sitio en donde ocultarse. Esto sí que es pensar positivamente.
Era ahí en el cuarto de la lavadora. Abrí la puerta y entré.
La yesca de mi imaginación prendía sin cortafuegos. ¿Qué podía ser aquello que procedía del interior de la centrifugadora?
Se me ocurrió ir a por el móvil y grabarlo. Tras pulsar al REC el retintín fue disminuyendo la intensidad progresivamente. De pronto me topé con la mediocridad de lo real, donde uno se percata de que lo ocurrido no era para tanto. Resultaba que como no había timbre, el guarda de la urbanización no me había avisado de que cortaban el agua ni de cuándo volvería. Lo escuchado sólo fue su repentina llegada a borbotones por el interior de la lavadora.
Tampoco voy a discernir la mayoría de las enumeraciones sobre lo anecdótico o paranormal del asunto; como pudiera ser que en esos casos son las cisternas las que te avisan del regreso del H2O o de que la caldera no hiciera, esta vez, ni mu.
Esto viene de que sopeso el hecho “empírico” (entre paréntesis por la paradoja), tan misterioso como verificable en un pequeño porcentaje, casi minúsculo, donde algo puede escapar de la razón humana. El total de situaciones en este ámbito es plenamente demostrable. La ascética está reñida con el escepticismo y, salvo en contadas ocasiones, gana la lógica.
Lo degradante es cuando alguien intenta sacar provecho a esto e intenta vender credibilidad. Creo que no es necesario que pasen milenios por estas letras para dar con buenos ejemplos.

viernes, 6 de agosto de 2010

Ser feliz por encima de uno mismo

Bertrand Russell
La conquista de la felicidad
Barcelona. Edición de 2009. Primera edición en 1930.
6.95 euros.
206 pág.


De todos los libros de autoayuda que puedan leer, creo que éste es el mejor con diferencia. Digo tal parecer porque es complicado mejorar la exposición del autor en La conquista de la felicidad. Bertrand Russell ha escrito un ensayo magnífico que intenta guiar al lector a los elementos e ideas necesarios para poder ser felices.
En sus páginas aparecen los siguientes razonamientos, que quiero reincidir en su creación espléndida y, a priori, sencilla (porque la felicidad puede ser fácil en la teoría pero resbaladiza en la práctica).
Así sostiene que si están hastiados de su trabajo cambien a otro y cuando vuelvan a sentirse como tal, verán que antes estaban mejor.
El filósofo nacido en Gales afirma que es importante (casi vital) el que uno se preocupe de buscar otras distracciones o ocupaciones que le reporten felicidad, para que cuando la ventura primaría falte, se suplante o complemente con esas otras parcelas enriquecedoras.
También expresa que en la vida de cada persona no debería existir la envidia, porque cada uno de nosotros cuenta con las mismas posibilidades y aptitudes que el vecino del Mercedes con yate en Ibiza.
Además declara que la mayor felicidad en un hombre y mujer es darse al universo y ver que detrás de ti vendrán otros que contribuirán al desarrollo de la humanidad. Esta cuestión es la que más aparece en los libros de ayuda y es la que más cuesta digerir; probablemente porque cuando uno se encuentra mal por algún motivo no nota el favor de los astros siderales.
Por otro lado, es sorprendente la definición del amor al describirlo como algo terrenal y distinto al sexo. Por eso cuando te falta lo segundo hay un gran vacío, pero el amor se queda siempre ahí. Es la unión del hombre con el Todo.
En la búsqueda de la felicidad Russell tiene en cuenta la gran presión laboral que sufrimos en la época actual (tal vez de ahí viene la frase “el cazador era más feliz”. Y eso que se las veía con mamuts, otros depredadores y más adversidades) por eso dice que hay que despejar la mente en cuanto la jornada de trabajo llega a su fin.
Una de las mejores soluciones para cualquier tribulación que padezcamos es enfrentarse a ella lo antes posible, para ganar tiempo en la indagación de la dicha.
Por último me extraña que el escritor y pensador deje de lado a los individuos que ante la posibilidad innata de conseguir la prosperidad escojan no ir en su camino. De haber entrado en materia con ellos, el ensayo hubiera sido interminable, pero hubiera merecido la pena compartir la opinión de los renunciados.
Tampoco decide entrometerse con la perdurabilidad de ella (quizás porque quien se plantea si es dichoso, no lo es) ni ahonda en los límites para conseguirla. Una pena, porque Bertrand Russell tenía lo necesario para haber escrito una Biblia de la felicidad. Esta obra exquisita sabe a poco.

jueves, 5 de agosto de 2010

Adaptación

La habitación de sus suegros, el pupitre de la novia, su signo zodiacal, los peluches que él no le regaló intentaron permutar a los que sí, la almohada, su cama, la cama supletoria, las pelusas bajo ella y el ladrón que nunca se escondería ahí por no encontrar algo de valor que echar en la saca, la moqueta, aquel poema conmemorativo estuvo a punto de ser restringido por preponderancia, el armario y su ropa, las zapatillas y la colección de revistas, el inodoro, los ruidos de cañerías, la mampara, el lavabo, los espejos, el jabón de manos, los baldosines del baño, la bañera y la toalla, la mesa donde comían con sus sillas, las cintas de video, los DVD´s, los libros de la estantería, el sofá que tanto roce tuvo, la cristalera del salón, las fotos familiares enmarcadas, la enciclopedia, los cuadros de imitación, los rodapiés, las baldosas del suelo, los discos de vinilo, el calendario, el gotelé, el teléfono fijo y los móviles, los cristales de las ventanas, el corcho del recibidor, el paragüero, el perchero y la papelera, la pátina olorosa a aceite pasado sobre las superficies, la nevera con todo su interior más el gas necesario para enfriarla, la vitrocerámica, el horno, el microondas, las cajas de cereales y las magdalenas, la pata de jamón en sus últimas, el frutero sin fruta, la lavadora, la tostadora y sandwichera, el ordenador, las muñecas de porcelana imperturbables, el tendedero en el balcón, la caldera con su llama azul, la puerta blindada de la entrada, el felpudo y su “bienvenido”, el ascensor y sus botones tras pulsar el número seis, la puerta metálica del portal, el telefonillo, la acera que conducía a su casa, el movimiento al abrir la puerta del coche para ir en su busca cuando quedaban.
Y sus suegros y ella parecían decir NO; aunque se sentía un visitante extraño, prefirió rehuir de la sensación a pesar de correr el riesgo de que las posesiones descritas le acabaran transformando.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Madrid está solo

Agosto es un mes hueco. Como los cerditos de cerámica tras el martillazo de sus dueños. Este mes es al año como un miércoles de madrugada a la semana. Treinta y un días donde los resfriados nunca vienen justificados aunque se quiera. En lo alto, en las terrazas, hondean alicaídas las banderas de España esperando que los veraneantes regresen a sus casas y las coloquen o quiten a la espera de la próxima semana santa (siento las minúsculas), Eurocopa o el triunfo de la selección baloncestística en tierras turcas.
Las aceras parecen la prolongación de los parques por los que ahora no pasa nadie. El asfalto se dilatará por última vez antes de que llegue septiembre, aunque falte la semana de San Miguel para dar paso a San Martín y su membrillo. El manto candente africano se pasea gustoso en el ambiente degradado de la Villa y Corte como el franchute por sus Campos Eliseos.
La lluvia de estrellas más hermosa y copiosa transcurre en las pupilas de los invidentes.
Es un mes tregua antes de que la masa torne al trabajo.
Por entonces la situación crítica seguirá como siempre, ahí.
Algunos permanecerán tranquilos e impasibles por la congratulación de un buen contrato, otros se verán obligados a prepararse una oposición si pretenden modificar algo su estado de inactividad e inoperancia y los menos seguirán a flote con el cuidado de que su michelín sea lo único en estar fuera del agua. No es culpa suya.
Hasta las gasolineras, que deberían repostar los depósitos de los viajantes, andan congeladas. Y los quioscos están igual, si acaso los de la costa viven con algo más de trajín.
Cuando todos vengan también arrastrarán en el equipaje a la prenda más ceñida e incómoda, la crisis.
En cierta ocasión escuché en un ascensor a alguien que pensaba que la solución estaba en que las empresas crearan una bolsa de trabajadores en reserva. La idea es tan apropiada como utópica. Sólo hay que ver en los pilotos, donde, más o menos, cobran cuando se les necesita (que suele ser, en el mejor de los casos, cuatro días en un mes), la diligencia que están mostrando para declararse en huelga. Supongo que la manifestación sobre sus derechos estará bien definida en sus “propósitos incompletos”.
Aprovechando que vienen los Obama, no estaría mal que trajeran otro Plan Marshall en el zapato. A saber qué hablarán con los reyes. Más que nada, porque los guardaespaldas impedirán que alguien con ideas solventes y productivas coincida con ellos en un ascensor.

martes, 3 de agosto de 2010

Noche sin Gloria

La noche era demasiado cálida. Los gatos se relamían las vibrisas bajo los setos al olfatear a varias gatas en celo que no andaban lejos. Los murciélagos revoloteaban cercando las farolas del paseo en busca de insectos y las cucarachas comenzaban a poblar las salidas del alcantarillado.
A las dos de la mañana se levantó un tanto confuso. Había caído en una modorra densa probablemente por su problema y eso que había mermado con el tiempo. Tras abrir la puerta se encontró con uno de los deliciosos bizcochos de Gloria, que le llevaba para desayunar juntos pero... ¿y ella donde estaba?
No la había oído llamar al timbre, ni al teléfono, durante su trance. Ahora le tocaría disculparse porque se pensaría que le había dado plantón. A esa edad era tan fácil ceder y restarle peso a los asuntos…, pero ella seguía con su personalidad vanidosa bajo una mirada cálida e inocente.
Decidió ir a la nevera para servirse un vaso de ron frío, sin hielos. Mientras observaba los alimentos y bebidas, más por costumbre que por necesidad, se rascó el ancla del antebrazo bastante desgastada por el sol.
Mañana la llamaría y la propondría pasear por El Retiro o tomar algo.
Frente al espejo miró su barba completamente encalada por los años. Buscó vestigios del chaval que fue sin resultado y apenas quedaban ya restos del hombre de mar, que decidió abandonarla por una meseta. Consideró que los que no aceptaban la vejez eran grandes egoístas con miedo a la muerte. "A otra princesa con ese bombón".
Le encantaba mojar el bollo en alcohol, aunque ya le quedaba tan poco ron que se veía obligado a inclinar el vaso para impregnarlo en los restos del licor. Podría vivir el resto de sus días con una dieta que sólo abarcara esos dos manjares.
"¡Qué narices!", Mañana propondría a Gloria una escapada de unos días para montar en barco. Irían a su casa de la costa y sacarían a Salmonete a relucir. Harían una versión edulcorada de Homero en compañía. Y si sucedía como la primera vez, hace treinta y cinco años, que cayó bajo el influjo de la narcolepsia, le diría cómo amarrar la pequeña embarcación al fondo.
Aquella vez fue una suerte que durante el tiempo que permaneció fuera de sí, Salmonete apenas se desplazara de donde estaba. Fue el Atlántico quien tuvo misericordia de un muchacho inexperto que decidió irse mar adentro sin conocer los peligros, ni mucho menos el interno.
Sintió las mismas ganas de desafío, de pelear contra el púgil acuático sin protector vocal. A su edad y con esas.
De momento comenzaría explicándole a Gloria lo que ocurrió anoche y lo que ha padecido hasta ahora.

lunes, 2 de agosto de 2010

Señuelos televisivos

Las noticias amarillas y amarillentas, como las hojas de un periódico olvidado en un armario, han desfilado por todos los televisores de España a lo largo de los años. Hay muchos ejemplos, que nunca se sabrá si fueron apadrinados desde la veracidad:
_El suceso de la niña que buceaba en una piscina pública y quedó atrapada por el sumidero del sistema de depuración y acabó destripada por el ano.
_La madre que murió por exceso de acumulación de líquidos mientras participaba en un concurso donde la persona que más agua bebiera ganaba una videoconsola para su hijo. La pobre quedó primera.
_El catalán con sobrepeso que voló por los aires en la atracción Stampida, de Port Aventura. Los medios informaron de que el cierre no cumplía bien su función y aun así decidió montarse. ¿Fallo mecánico o insensatez?
_Cuando murió la cantante de Triana Pura, que cantaba El Probe Miguel (en realidad se está tomando unos solysombras con Janes Joplin).
_El punto y final del anciano que anunciaba en 1994 el Mitsubishi Montero y que decía “¿Y el Madrid qué, otra vez campeón de Europa?”. Lo malo de la publicidad es que recuerdas la marca y no al verdadero protagonista (en verdad se ha ausentado, un momento, para recriminar a Don Jesús Gil que los samuráis japoneses escogieran al adversario para promocionar el vehículo y no a los indios).
­_Cualquier desaparición de joven o niño despliega una cortina publicitaria excesiva tanto para los secuestradores, como nociva para los familiares afectados. Desde Sandra Palo a Madeleine. No está de menos rememorar que esta cuestión fue una de las que disolvió la emisión de Esta noche cruzamos el Mississippi que emitía Telecinco.
_Las declaraciones y entrevistas de los amantes y familiares de artistas españoles de la talla de Lola Flores, Rocío Durcal, Rocio Jurado y demás carroñeros vinculados, en alguna que otra ocasión, al famoseo de ocasión.
_Isabelle Dinoire, la primera mujer a la que realizaron un trasplante parcial de su cara, tras ser atacada por su propio perro. Fue la primera de la corriente informativa cuyos protagonistas son los desfigurados faciales.
_Josep Fritzl. El psicópata austríaco que tuvo secuestrada a su hija en el sótano para abusar de ella durante veinticuatro largos años.
_La familia taiwanesa que vivía con tres parientes muertos dentro de la misma casa en una urbanización de San Martín de Valdeiglesias…
Cada uno de estas descripciones suelen ser como noticias rápidas y de entretenimiento. Un repaso de la sección sociedad pero con imágenes y con rótulos cuanto más impactantes mejor. Cuando veo, escucho o leo, algo por el estilo, pienso que algo más importante y trascendente se ha obviado, sin echar en falta. La contrapartida de estos sucesos se refleja en las acciones que los protagonistas emplean tras saltar a la opinión pública. La hija secuestrada escribirá su libro, la familia asiática será ingresada en algún centro o serán deportados, la mujer con cara nueva tendrá un contrato para un reality show, Mitsubishi seguirá con sus campañas, y no sé que más podría suceder porque no soy adivino; aunque se pueden esperar ya cualquier extravagancia.

domingo, 1 de agosto de 2010

Todopoderoso

Dios debe ser el sustantivo sin rima,
un bulo del Corán y la Biblia,
llama que fantasea con su víctima
daga fanática, trompa de herejía.

Padre, hermano, vecino rilkeiano.
Mahoma extasiado por destellos de Orión.
Cauce copiado, tierra sin meridiano
y la montaña se tiñe en neón.

Tu manto todo lo cubre y no tapa;
eres el motivo del cuerpo vacío,
aire mohoso entre vertederos de chapa;
el brillo del maná sólo es rocío.

Desde cascadas, cimas y océanos,
en zulos, despachos y disturbios.
Sucia baba de los besamanos.
Judas. Un Che imberbe entre suburbios.