viernes, 22 de noviembre de 2013

Los ex a la palestra

Señoras y señores dejen de vilipendiar las relaciones pasadas y saquen lo mejor de ellas. Sepan que el ser humano tal vez solo aprenda a base de palos y los amorosos son los que más enseñan. Ante ellos se nos abre el mejor camino posible, ese donde reconocemos a la legua lo que ya no se quiere repetir ni aunque lo regalen. A partir de ahí debería soplar el viento a nuestro favor. Pero nada es fácil ni bajo el reconfortante calor de la llama.
Cada persona que llega a una vida es para mejorarla y si no es así, que se marche por la puerta de atrás con el menor ruido posible. Todo debe sumar y es ahí donde se esconde la verdadera esencia de las relaciones personales. Si desechamos lo fatuo, el sexo espontáneo de los que solo buscan eso, queda un aprendizaje resumido e insertado en nuestra memoria de por vida. La relación pasada y rota se transforma en recuerdo. La realidad del día a día ha ido rellenando esos huecos hasta convertirlos en mera lejanía. Y debe ser así. Porque de lo contrario nos convertiríamos en dos adversidades: en un nostálgico empedernido y borracho de su pasado o un misógino (o misántropa, según cada cual) sin ton ni son.
En el avance de la vida lo que vamos dejando atrás por obligación y confirmación es una mochila que no debería pesarnos como algunos dicen que pesa. Si todas esas personas no están en su compañía es porque no merecen estarlo, con lo cual una carga menos. Se lleva como principio inamovible el hecho de que cada nueva pareja mejore a la anterior, por lo tanto es de agradecer que no estén con nosotros todos los ex hacinados en el saco del olvido. Fuera las tiranteces, aunque ¡ojo! Tampoco es recomendable anhelar un quid pro quo, es decir que el posterior tenga que ser idéntico al anterior tanto física como interiormente, algo un poco inconcebible aunque no deja, seguro, de haber algún que otro caso de tales características.
No se líen, no soy un gurú del tema; solo afirmo que es recomendable enterrar el hacha lo antes posible y no ansiarla nunca. De lo contrario, sus recuerdos se recubrirán de una patina de odio que no procede, porque el amor es un tema delicado y al igual que hay personas que luchan por descubrirlo o mantenerlo hay otras que no lo conocerán jamás y eso, considero, es perder demasiado.
No malmetan más con los ex. Seguro que ellos no piensan tanto en nosotros como se pueda creer. Déjenlos pasar. Ni los nombren, casi. Es el único modo de seguir aprendiendo y mejorando por uno mismo.
También me acuerdo de las parejas rotas que no permanecen juntas por otros motivos que nada tienen que ver con el desamor, como puede ser una grave enfermedad. En estos casos no se me ocurren ni las palabras idóneas para definir la situación por la que deben pasar. A veces, la vida te alecciona antes de tiempo. Por eso no hay cabida ni para nostálgicos ni para misóginos. Importa sacar el jugo del presente. Saboréenlo como crean, recordando solo lo que, en verdad, merezca la pena.

1 comentario:

Werra dijo...

Heyyyyy D. Dani

Que pasada tron, pedazo de reflexión, aunque no quieras que sea jeje.
Es el ver el vaso medio lleno o vacío según tus ojos, y no hay mas por donde cogerlo, se mire como se mire. Y por supuesto de tus letras se saca el positivismo que llevamos dentro los afortunados como nosotros dos, porque no todo el mundo lo es, ni aunque lo intente.
En materia de no dejar de recordar lo pasado, volvemos a lo mismo, por qué no si lo que ves o lo que se te quedó en la memoria fueron las cosas buenas, esas positivas que antes comentaba.

Bueno Sr. Conde, que una vez más me vuelven a encantar tus palabras, lo bien que sabes ponerlas, para como una vez te dije, dejar de ver o leer el texto para que tu mente te lleve a esos momentos que citas, a tus propias reflexiones.
Lo dicho D. Dani. un placer siempre pasar por aquí y descubrir que no bajas el listón nunca.

Abrazo, tío.