sábado, 9 de octubre de 2010

Solteros y solteras

Guy de Maupassant llevaba la lección aprendida y así lo transmitía: Los solteros son los mendigos del cariño. Van de casa en casa cobijándose al calor de la calefacción en invierno y a la brisa fresca en verano. Amenizan las reuniones con su retahíla de chistes, historias y nuevas buenas. Nunca excediéndose en los tratos para evitar caer en aborrecimiento y no perdiendo de vista la puerta por la que entraron; no vaya a ser que…
El silencioso siempre tendrá algo con lo que romper la rutina; mientras que el dicharachero aburrirá desde los primeros minutos.
Comedidos, educados, respetables… Saben conceder los mejores apretones de manos y las sonrisas más cálidas. De estar en medio de un conflicto armado serían los mejores compañeros de trinchera… por lo que ofrecen y por lo que ya no tienen qué perder.
La mayoría, si no se han dejado arrastrar por la desidia, el demérito o porque alguna situación les ha colocado de cara a la pared, suelen ser competitivos y siempre se muestran seguros de sí mismos. Ellas son las amantes prohibidas del compañero felizmente casado o, cuando menos, su escondida fantasía. Los cuellos suaves donde el perfume femenino encuentra la esencia en sí misma.
Sus herramientas son más sencillas de lo que la publicidad se empeña en definir. El café es uno de los mayores premios y placeres de estos ligeros transeúntes. El roce reconfortante del vaso o la taza repleta de esta semilla sola o con leche, sobre la palma, les reporta las energías necesarias para poner punto y final a su alto en el camino y seguir la marcha hasta otro portal con pinta sombría, por mucha luz que tenga, u otro timbre donde se les recibirá con los brazos abiertos tras apretar un solo botón.
Otro tesoro es el cigarro o pitillo. A veces, uno entre tantos, sienta tan bien como el humo más vistoso de la victoria. Sabe distinto. Como la primera calada pero sin el mareo posterior. El premio a una buena noche… sin más complicaciones. El punto y aparte entre los albas y su amanecer.
Solteros y solteras son gente con don de palabra, pero estrechamente vinculados a un modo de vida basado en hechos… como cualquier pareja común. Sólo que ellos (algunos) ya vienen de vuelta.
Unos adulan en exceso mientras las otras pecan de individualistas. Hormas en búsqueda de un zapato o, simplemente, improvisan porque el mapa del itinerario hace ya tiempo que dejó de mostrar escalas.

No hay comentarios: