sábado, 1 de octubre de 2011

Día de asociación

Mi madre siempre quiso tener un barco, pero nunca lo consiguió. Cuando empezaron los problemas de vértigo y otros más mayores, ya había ahorrado lo suficiente como para ver cumplido su sueño. Tenía hasta uno elegido: El Evelyn de color naranja mate y de tres metros de eslora. Lo habría conseguido aunque hubiera que pasar por el asesinato del dueño.
La mayoría de las noches me atormentaba: «¡Cómpralo, cómpralo!», pero de qué serviría con mi madre así. A veces el disponer de dinero no servía para resolver una situación de la manera más fácil. Se deben de dar varias circunstancias al alcance de muy pocos. Nos costó mucho trabajo cuidarla. Quisimos abandonar nuestras tareas y hacerlo nosotros mismos. Una vez se nos cayó entre los rosales del patio… siempre perdiendo el equilibrio y los modos. Debe ser complejo ver cómo vas dejándolo todo atrás sin evitar las consecuencias.

No hay comentarios: