lunes, 23 de julio de 2012

Colisión

Lo primero que han de saber si tienen un accidente, es que pueden ser peor de lo que se imaginan, pero también mejor. No me quiero ir a los extremos de vivir o morir. Esto solo es un texto para entretener así que… armas fuera.
Bien. Decía mejor porque cuando uno colisiona contra otro vehículo rápidamente se genera una imagen distorsionada de los daños del automóvil. A mí, en cierta ocasión, me sucedió que golpeé a otro coche creyendo que el mío estaba ya siniestrado cuando, no solo no tuvo ni un daño, sino que el que podía haber quedado para el desguace fue el otro, aunque nada más que desplacé su eje delantero. No hubo accidentados. Nunca los ha habido y ahora sí toco madera de pupitre.
Habría que hablar forzosamente de los impactos. No suena el PUM! De las películas es más un sonido hueco a chapa que se hunde, abigarra y contrae. Un pellizquito de realidad que duele demasiado. Cuesta, como mucho, unas décimas de segundo para perder el orden de lo material y una semana tonta que estará tu vehículo en el mecánico hasta que le sacan el bollo… pero este no se come, aunque se debe de digerir despacio.
Luego vienen lo que yo llamo “el, por favor, que nadie pegue a nadie”. Es una fase complicada, aunque bueno si has sobrevivido a la anterior esta, ya en pleno sobresalto y excitación, te puede venir rodada. Si has sido tú el culpable no puedes salir al asfalto como un gallo con los espolones en alza. Tienes que ir con la culpa sobre el cuerpo. Que se note que te importa el estado de tu vehículo y el del otro también, por no hablar de la salud de los conductores. Y además si ya te has golpeado más de una vez, se tiene que percibir a la legua que ya vas con ese tremendo peso, que aunque parezca que no, pero es muy grande.
Más tarde, si se da el trámite de rellenar el parte del seguro, tendrás que tener el coraje de no olvidarte de ningún dato, porque tus ojos ven y miran pero son incapaces de leer. ¿Y tu puño? El pobre intenta escribir pero le salen unos garabatos más próximos a preescolar. Lo mejor es intentar coger el número de móvil, nombre y DNI más matrícula del otro afectado y si falta algún dato ya os llamaréis luego. Coge bien su matrícula. La gente suele ser honesta, mas nunca se sabe lo que puede pasar.
Si el otro es el culpable, retén tu ira. Contrólala. Casi te mata, casi os matáis, pero valora el hecho de que al menos, daños por menores, estáis los dos sanos y salvos. Rellena el formulario correspondiente de la aseguradora pensando en que a ti también podía pasarte algo semejante.
Por último vete a tu seguro y formaliza el estado de todos los datos recabados lo antes posible para ganar tiempo conforme al perito cuando vaya al mecánico.
A la semana, o así, recogerás el vehículo casi como estaba y solo por eso pensaras que el mecánico es un ser superior. Ahora viene el miedo a la hora de volver a conducir. Si tienes suerte, que la tendrás, se te irá en unos cuantos días… pero puede visitarte en sueños alguna vez. Tómatelo como lo que es, sin más importancia. No nos queda otra que aprender y seguir en el asfalto.

2 comentarios:

madrigal dijo...

Buen relato sobre la realidad de cada día. No estaría mal que lo enviaras a Tráfico para que lo publicaran en su revista ¿No te parece? Besis

Daniel Atienza López dijo...

Buena propuesta Chus!!! Voy a ver cómo enviárselo. A ver, también, si esta gente está abierta para un relatillo libre. Besisss.