viernes, 31 de enero de 2014

Editorial revista 2014


Siempre habrá sentimientos enfrentados y más en esta sociedad donde Blesa no importa un bledo y en la que, ahora, si permaneces fuera de tu país durante un tiempo es real que puedas perder el derecho a la asistencia sanitaria. Ni se queden ni huyan. Los ancianos (y no tan vetustos) piensan que lo que se ganó en el pasado se pierde con este presente. Ante este contexto demasiado simplificado no pueden ni deben faltar las ganas de seguir adelante. La ideología se hace nada mientras haya tres elementos: el papel, un lápiz y una idea o, en su defecto, un teclado, la pantalla y una idea similar. Que se sepa que a través de la cultura se pueden lograr objetivos importantes, aunque ello se pueda englobar en una bajada de su IVA cogida con pinzas a bombo y platillo. Con el arte a un lado centrémonos en la literatura.
La buena letra es ese grupo literario y de amigos que, a pesar de lo que nos está cayendo, siempre sale con la cabeza erguida. Forman un nido de cariño y buen hacer donde la palabra compañía se escribe con mayúsculas. Y es que uno nunca está solo una vez que forma parte de la asociación. Por muy lejos que se esté, la memoria trae grandes recuerdos de todos y cada uno de sus miembros. Debajo de cada letra escrita siempre hay una historia que merece ser contada. Es por eso por lo que vale la pena pertenecer a ese algo, se haya estado diez años o cinco meses. Al final todo se reduce al espacio donde se reúnen y que antes era otra sala, y mucho antes fue otra también. Y desde allí hay que valorar hacía dónde van. Son una tuneladora de oficio sin beneficio (económico, por supuesto). Les mueve la pasión por la escritura y la amistad que les une. Lo único que pretenden es seguir ahí con sus proyectos, recitales, talleres literarios y todo lo bueno por llegar. Que siga el ritmo de los que saben leer y escribir. Porque afuera tal vez no ocurra nada.
Expertos economistas hablando del final de la crisis para el año… ni se sabe. Pero dentro, entre esas cuatro paredes, uno puede valorar que el tiempo invertido allí merece la pena.
Para ir concluyendo, al estar en La buena letra uno aprecia más el complicado tema de la poesía. Oyéndoles y leyéndoles podrán sentirse satisfechos por el hecho de no tener que escribir poemas mientras lo hagan ellos. Al César lo del César o algo así.
Ya saben, si acuden a calle La Paz s/n los viernes por la tarde se percatarán pronto de lo narrado aquí. No olviden que los allí presentes están dispuestos a escuchar, aprender, y compartir sobreviviendo al paso de los días ante cualquier adversidad; y leyendo lo oscuro que pintaban los primeros párrafos del texto… eso ya es algo, créanme.

1 comentario:

Werra dijo...

Si nada me lo impide quiero volver a veros este próximo viernes 7 de febrero (Y no se me olvida que tu cumple es un día antes) o quizá haya elegido ese día para pasarme de nuevo por Labule y pegarte un tirón de orejas.
No sé si seguiré yendo mas viernes de continuo o solamente éste, y alguno de visita esporádica en similares características.
Desde luego si voy será poco rato, pues todos los días voy a recoger a mi hija al insti a sus diferentes horarios de salida, y los viernes sale a las ocho.
Pero al menos una hora y cuarto nos volveremos a ver, camarada.
Espero verte, Sr. Conde.

Aunque ahora que caigo, no se si tu con el nuevo curro vas menos o incluso más tarde los viernes.

De cualquier modo nos veremos, que ya hacen ganas de saludarte.

Abrazo.