sábado, 7 de marzo de 2015

Con solo una vida

Maneja bien los lapsos muertos. Desecha el aburrimiento y haz algo un poco más productivo. Salta del sofá antes de que los codos y antebrazos se vistan de escaras. Solo tienes una vida y probablemente la estés malgastando por algunos momentos. 
Formarse está perfecto, pero hasta un término medio. Mira bien lo que te pueda venir en un futuro a corto plazo o de lo contrario serás el amo de los currículos, sentado en una monte de huesos de aceituna. Sin más ni más.
Deberíamos vivir dos vidas: una para luchar por lo que queremos con tesón y otra para dedicarnos a la existencia contemplativa. De las dos ninguna es complementaria entre sí. Suele suceder que cuando alguien se centra demasiado en una, descuida la otra. De acuerdo, pues considero que esto es injusto. No hay términos intermedios cuando uno siente, imagina, escenifica el bienestar. Cuando se presente hay que apostar ‘all in’.
Y esto es así, porque bien, lo que se dice bien, tan solo son unos 65 años. Luego ya viene una vida extraña, descorazonada y lánguida. Todo se repliega en un vacío que tapa demasiado. Los balances negativos se hincan como punzones. Lo que ayer era de vital importancia, hoy es tierra baldía. Y qué te va a quedar. Nada, tan solo un millón de preguntas sobre qué ha sido tu vida o para qué estamos aquí.
Imagino a alguien en el final del camino recriminándose a sí mismo los proyectos y metas que hubiera podido lograr y que ya inexorablemente no le queda más tiempo.
Esto es un suspiro, créanme, y eso que no llevo recorrido ni la mitad de lo pretendido. Aunque nunca se sabe.
No malgasten las situaciones. No se embarguen innecesariamente. No remen a contracorriente y hagan caso, por una vez, al río.
Tampoco soy un gurú del devenir. Pero sé que, con solo una vida, deberíamos tratarnos mejor para evitar sufrimiento innecesario.
Aprovechar la felicidad al máximo cuando esta aparece no es mejor que intentar evitar el dolor impredecible. Bastante tenemos con lo probable como para echarse más tierra encima, nunca mejor dicho. Carpe diem. Lo que deba ser... será.

1 comentario:

Madrigal dijo...

No puede estar mejor explicado. Pero ¿cómo manejar los hilos de la propia vida cuando está cruzada con los hilos de muchas otras vidas? Porque a veces, habría que romper algún hilo ajeno para que prevaleciera el de uno mismo. Para mí es la incognita de la existente. Carpe diem sí, pero yo no vivo sola. Mi vida es un conjunto de vidas.
Vamos a seguir reflexionado.