domingo, 10 de marzo de 2013

El viaje de Ícaro

Fue, tal vez, a través de sus ojos. Por ahí le penetró de lleno la quemazón de la locura. Lejos, allí afuera, reinaba un precioso sol primaveral que ayudaba a que las flores, y más tarde las hojas, germinaran completando ese paisaje tan verde, casi jovial, y repleto de esplendor, el cual parecía nuevamente olvidado de estación en estación por culpa del también perpétuo invierno.
Ícaro estaba absorto entre sus pensamientos con una idea fija y repetida hasta la extenuación. A pesar de que en los parques de su localidad era como pasear por los Campos Eliseos, él pretendía dar esquinazo a ese familiar que le obliga a tener un aseo personal diario y a salir a la calle un poco a que le diera el aire como se suele decir. Pero, ¿cómo esperar imposibles en una mente vacía o ida? Como mucho iba hasta el quiosquero y se quedaba distraido observando durante un par de minutos los colores de las cajas de los chicles Bubbaloo; así hasta que Enrique le daba los buenos días o tardes y le preguntaba qué deseaba.
"¿Tienes ya la de Caza mayor de este mes?" preguntaba Ícaro con su voz ya un poco apagada. Era seguidor de la cinegética desde bien pequeño, sin conocer de dónde le venía el gusto por las cacerías y demás rituales de las mismas. El quiosquero solo se la vendía a la madre de este por petición de la misma... quizá una medida excesiva. Siempre se teme a lo que la razón no abarca.
Después de desistir en los intentos de que le vendieran su revista predilecta volvía al hogar con la cabeza aun más gacha y ensimismado que nunca. A veces algunas personas muestran un interés inusual por los objetos. La mente se obceca de un modo primitivo en conseguir algo, sumidos en un profundo materialismo improductivo.
Había ocasiones en las que por ir distraido se pasaba de calle y luego tenía que estar otro tiempo averiguando cómo deshacer lo andado. Unas eran solo números... otras barrios enteros, pero de ello nunca se enteraba ella. De las malas malas le quedaba el móvil, que en más de una ocasión le había rendido bien su uso.
Por un momento fugaz y pasajero dejó de pensar y contempló los suaves almendros en flor, los manzanos con su blancura, como si siempre fueran a permanecer así, el rosa de los ciruelos y  fue lo suficientemente consciente para decir en voz baja: "Dónde me he metido para extraviarme aquí, cómo no me he dado cuenta antes de lo que me pierdo ante mí". Pero al rato su malestar volvió como una neblina impía que no entiende de piedad y lo volvió a distraer en su mal. Ni la nariz podía hacer su función olfativa para con los frutales, ni los ojos, el sentido vital de cada persona, repitieron esa contemplación de la belleza y dulzura, mezcla de lo sublime como bien puede ser la primavera.
Luego huyó a su casa presto con presión en el pecho y con amagos de derrumbarse. A veces las peores prisiones se encuentran en uno mismo, sea como sea. Ícaro volvió a bajar en pocas ocasiones ya que su enfermedad le acabó doblegando. Su madre años más tarde comenzó a padecer otro trastorno y ya no había nadie que la guiara. Algunos hechos ocurren sin explicación aparente, pero no hay que dejarse llevar por la derrota. El hombre puede ser el único animal que se adapte a cualquier situación. Los vencidos... una vez también fueron supervivientes.

7 comentarios:

Daniel Atienza López dijo...

Bueno camarada Florín!! Aquí estamos otra vez. El motivo de este sano pique literario es que alguien lea nuestras parrafadas y diga: "leñe cómo mola ese libro me lo voy a leer". Esta, y no otra, es la verdadera motivación que me guía a seguir con nuestro reto. Esa y la de que nos guste lo que pongamos y decidamos leer el libro completo, como me pasó con El último catón.
Bueno, pues vamos con un soneto canalla y con ello ya lo digo todo, jeje.

"Ojalá quien visite este folleto
sea lego en Chaquespiare y en sor juana
no compite mi boina de paleto
con el chambergo de Villamediana.

Sacando chispas donde falta lumbre,
si un verso crispa su reverso ampara,
mientras dispara contra la costumbre
de ponerle al buen tiempo mala cara.

Muchos quieren brindar con los amigos,
varios desactivar un exabrupto,
dos o tres avivar el avispero.

Todos, obviando premios y castigos,
duran menos que el coitus interrupto
de tantas despedidas de soltero.

Werra dijo...

Jajajaja, muy bueno el soneto, pero vayamos primero con el relato.
Según empece a leer, le di la identidad del protagonista a un perro, le gustaba andar solo y evitar la limpieza diaria me lo recordaba. Aparte que con el nombre de Ícaro no conozco a ninguna persona, me suena más a algún Dios griego o algo así, tipo Venus, Dédalo, etc.
Cual fue mi sorpresa al descubrir que tenía madre, y además autoritaria ya que no le dejaba siquiera comprar una revista por si mismo. O autoritaria o éste un chaval débil y pequeño. Porque si estuviera enfermo tampoco bajaría a la calle solo, y encima despistado. Andaba yo desconcertado cuando me dices que descubre la belleza de los arboles y cuando sube a casa no vuelve a bajar.
No significa que no me guste, mas al revés, lo que me tiene es intrigado ¿en quién te has basado para escribir esto?, porque estoy seguro que tiene que tener un fondo de algo conocido, o al menos de su enfermedad.Y espero que si es así, no te sea muy próximo, o mejor, que ojalá me equivoque.
Pero que como siempre Sr. Conde, siempre me haces pensar con tus escritos.
Por cierto, la frase de "Siempre se teme a lo que la razón no abarca." es sublime y cuanta verdad esconde. Chapó.
Y ahora si, vamos con el soneto, pero antes déjame decir que totalmente de acuerdo con lo citado por ti, si tiene un motivo este pequeño juego no es otro que el dar a conocer cosas o pequeñas joyas que nos han gustado a nosotros.
Y ahora sí:
Así a bote y pronto me suena haberlo leído antes, y me parece que no es la primera ni la segunda vez que lo hago. Pero tirémonos al río y vamos a mojarnos: Joaquín Sabina, y el libo en cuestión "Ciento más 1 de 14"

Dime si he acertado o dame alguna pista más.

Daniel Atienza López dijo...

Buen comentario Florín!
Pues mira el nombre del "perro", jaja, y cuanta razón tienes en que lo parece, lo saqué de una película de ciencia ficción llamada Sunshine, la cual te recomiendo encarecidamente que la eches un vistazo. Es hora y media, que no se hace nada larga. El director es Danny Boyle, lo mismo te sonará de otras. Bueno, no conozco ninguna historia ni tan siquiera próxima a lo que cuento. Tal vez deberia desarrollarlas más, pero tampoco me gusta dar la brasaza con un texto que la gente puede abandonar a la mitad. La idea, probablemente, dé para veinte hojas de word, pero la pereza me impide desarrollar bien algunos textos más las prisas por no dejar de publicarlos. Introduje lo de la revista de armas para que el lector piense que ese sujeto es peligroso. Cosa que al final no sucede porque no se sabe más de él.
A veces me cansa hablar un poco de la psicología de un personaje, por lo que lo acabo matando antes de tiempo. A su vez la encuentro fascinante y perfiero no cerrar los trazos que describo y dejarlo muy en el aire... muy en el aire, sí.
Y ahora lo segundo. Aciertas de lleno. Es el soneto que primero me leí y me hizo gracia. No sé si los demás le rondarán, pero conque sean la mitad de buenos me conformo. Este Sabina...
Poco más Florín. Seguimos en contacto y gracias por la crítica sana y constructiva que siempre haces y que yo tengo en cuenta. Brazoooo.

Werra dijo...

Bien!!!!! la verdad es que tengo tengo ese poemario, entonces era fácil, y ademas del estilo muy suyo ese título es uno de los que se te quedan grabados por lo original.

PD: Déjame unos días para pensar que ponerte yo a ti, que no se por donde tirar. Tu sigue escribiendo tus relatos para pensar, que si no es en este te lo pongo en el siguiente.
Un abrazo Sr. Conde

Werra dijo...

Estando en el curro en uno de esos momentos tranquilos, a falta de jefe a la vista, todo sea dicho, me ha venido como un flash de repente el acordarme de uno de esos libros tan maravilloso como impactante que leí cuando mi hija acababa de nacer, hará unos 18 ó 19 años estando yo de vacaciones en Castellón,(jeje, lo que son las cosas, este libro le asocio a Peñiscola y el peñón con castillo donde residió el Papa Luna)
Perdona Dani, que me enrollo "para variar" jeje

Muchas pistas D. Dani: El libro en cuestión traducido a 46 lenguas, entre ellas el latín, rápidamente convertido en un best-seller con aproximadamente 15 millones de ejemplares vendidos, para mas inri tiene una curiosa película, donde como casi siempre no le llega ni a la altura de los talones al libro y aun así la película esta bien y fue éxito de taquilla. Del autor, creo que sigue vivo, nació en el 1949 allá por Alemania. Y por supuesto, libro de imprescindible y más que recomendada lectura donde llegas a desarrollar uno de tus básicos y menos usado de los instintos. (Y conste que creo que me he vuelto a pasar de pistas, eh he)

Ahí va la liebre, Don Alvaro:

PRIMERA PARTE: CAPÍTULO 1
En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales. Aquí relataremos su historia. Se llamaba Jean-Baptiste Grenouille y si su nombre, a diferencia del de otros monstruos geniales como De Sade, Saint-Just, Fouchè, Napoleón, etcétera, ha caído en el olvido, no se debe en modo alguno a que Grenouille fuera a la zaga de estos hombres célebres y tenebrosos en altanería, desprecio por sus semejantes, inmoralidad, en una palabra, impiedad, sino a que su genio y su única ambición se limitaban a un terreno que no deja huellas en la historia: al efímero mundo de los olores.En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata, las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre, las curtidurías, a lejías cáusticas, los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo, el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, si, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor.

Daniel Atienza López dijo...

Camarada Florín!! He de admitir que al principio estaba más perdido que una judía en un cocido, pero no sé ni de qué manera mi mente me ha llevado allí sin saber cómo porque ni he leido el libro y la película, sí que me pareció entretenida, pero claro. No llegará a la altura de la novela. Con esto me retrotriago a un año en el insituto cuando alguien me habló de que su hermana se estaba leyendo dicho libro... no pude contener mi curiosidad y se lo pedí. A día de hoy no vi el libro; con esto no te lo estoy pidiendo ahora que conste y más con la peaso lista que me has pasao para el Kindle. Tampoco sabía que era tan "antiguo" y actual a su vez.
En Peñíscola vi "Danko: calor rojo" con mis padres en un cine de verano y el castillito que ronda el mar a día de hoy me sigue pareciendo extraordinario. Una ciudad en la que he estado tres veces y cada vez que voy parece que no estuve nunca, por extraño que pueda parecer. Lo mismo es porque dejo bastantes años entre visita y visita (luego dices que te enrrollas, jaja).
Juraría que es "El perfume" de Suskind. Es que no puedo mirarlo en Google porque no vale... pero por ahí le ronda. De nombre Peter, aunque aquí me temo que me paso de listo y puedo fallar. Nusé me suena Peter.

Ya no sé cuando me vendrán las buenas ideas para escribir, pero para cuando lo haga prometo tener un buen libro que recomendar. Mientras tanto seguiré quebrándome la cabeza; buscando nuevas ideas. Un abrazooooo.

Sergio Florín dijo...

Süskind, y de nombre Patric.
Has acertado de pleno. Así que ya tienes otro de los buenos para leer jajajaja.
Próximo reto en nuevos escritos. Hasta el siguiente. Nos vemos el viernes que por cierto, empieza el taller literario. Allí nos estaremos camarada.
Chao.