sábado, 8 de junio de 2013

Un demonio dentro

Hay ocasiones en las que mi apetito pide la mayor de las saciedades y hasta que no se lo concedo el ansia, desde el estómago, no se queda ahíta. Escucho todos los consejos de los amigos; tanto los sanos como los más perjudiciales para la conciencia... si es que aún me salvaguarda. Haz esto, no hagas lo otro, mantente firme, cómete una pieza de fruta o sáciate con agua y piensa que es cualquier manjar que la imaginación traiga a tus pies. ¿Con agua? Válgame Dios y el diablo, a mí que siempre me gustó comer y que ahora, sin saber el motivo, no puedo frenar el ir a vaciar el frigorífico y devorar selectivamente lo que prefiera mi paladar; y allá su suerte. La gula no es pecado sino perdición.
También leí que al cuerpo hay que darle lo contario de lo que pide. ¿Lo contrario? ¿Acaso el león se acuesta a la sombra cuando quiere procrear? ¿O se sube a un árbol a contemplar las llanuras africanas cuando siente sed de sangre? Si los animales son sus propios dueños nosotros también y por eso ando yo en descripciones acerca de lo sucedido.
Resulta que me acuesto plácidamente en la cama y al rato me despierto sobresaltado sin saber muy bien los motivos del desvelo. Miro la hora. A veces las dos, otras pasadas las cuatro o las cinco. No hay pauta. Mi cuerpo, desde un análisis clínico, se podría afirmar que permanece normal, es decir, buenas pulsaciones y tensión estable, pero desde mi abdomen se escuchan los rugidos que hacen mis tripas como si no hubieran depurado alimentos en días. Voy a la cocina; ingiero lo primero que veo; da igual dulce que salado, suave que agrio, duro que tierno. Mi mandíbula obedece el instinto visceral de devorar y así accedo a una mala costumbre nocturna. No sé qué tendrá la noche, pero la mayoría de acciones que se llevan a cabo tras la madrugada parecen ir en contra de la naturaleza, como si fueran incorrectas o voy más allá, impropias. Un ejemplo claro es el insomnio. Los que no pueden dormir mastican sus propias uñas porque piensan que a esas horas lo más aconsejable es descansar. ¿Pero quién lo dice? Acaso es más sano dormir de noche que de día. Pues sí, por costumbres y por ciclos vitales; ahora mírenme que hago varias comidas antes, incluso, del canto del gallo. Con esto quiero expresar que si no nos queda otra habrá que seguir con lo que padecemos. Allá cada uno con sus males.
Como todo seguía igual he ido al médico y, tras auscultarme la zona y mandarme pruebas, no ha visto casi nada, tan solo un apreciable aumento de peso.  Dice que puede ser producido por ansiedad. Y es que muchos salimos de la consulta con lo que queremos escuchar. Siempre he sospechado que en mi trabajo mi jefe me acabaría consumiendo. Aunque seamos realistas, aquí, en el meollo de la cuestión, poco tienen que ver terceras personas. Ni mi enemigo querría verme pasar por esto.
¡Vaya, me temo que no hay una pastilla curalotodo para lo que me ocurre doctor! 
A las malas, he optado por precintar la hoja del frigorífico antes de acostarme y desprecintarla al amanecer. Eso me funcionaba hasta que decidí hacer lo mismo con la puerta de la cocina, luego la del salón,  al final, la de mi propio cuarto. Así que cuando llega el hambre, bendigo al teórico que afirmaba ser más llevadera que la sed... es mentira, abro los ojos y camino por la habitación en penumbra. Entonces recuerdo el rezo sobre los cuatro angelitos que custodian la cama. Cuando creces el saber popular y la fe religiosa no ayudan demasiado. Estás solo frente al cocodrilo. Sin más credos.
Ya sueño con comida, hasta con alimentos que no me gustaba antes consumir; y al despertar ahí está, como si tuviera un agujero negro en el estómago. Un apetito voraz incontrolado, que tira de mis párpados mucho antes de la hora comprensible de cualquier desayuno.
Como no lo saciaba comencé a probar la cal de la pared. La textura rugosa del gotelé parecía calmar  mi ávida lengua, pero luego, sí, fueron los dientes, sin duda, los que me empujaron a morder la mezcla de yeso y pintura, como si con ello se aplacara el hambre del hombre.
No sé hasta donde más me va a llevar mi mal, pero no tiene fin. A solas estaba ya en mi hogar donde se habían agotado las subsistencias y donde había decidido, hace días, el no ir a comprar más. Al final del túnel no hay luz, solo un apetitoso y exquisito pollo aderezado con cerezas y gajos de naranja. Eso es con lo que soñaba salivando últimamente, hasta que la policía entró en casa ¿o se podría decir en la tumba? por la preocupación de los vecinos que no me veían salir ni entrar, abrir y cerrar, ventilar o tirar de la cadena. Por fin, me sacaron de la habitación; me alejaron sobre todo de la cocina y de ese frigorífico, paraíso anhelado, y al salir a la calle rodeado de decenas de curiosas miradas reaccioné y pensé que había ido demasiado lejos. La ambulancia te ocultaba de los inquisitivos e inofensivos ojos del vecindario. Nunca más volveré a este lugar. Pase lo que tenga que ocurrir. Y por fin, tras un periodo de tiempo inconcreto, mi alma comenzaba a sentirse algo más liberada y apaciguada lejos de la gula y el hambre insaciable. Por el momento, se podría sostener que me he desecho del halo maligno. Y eso no es cualquier cosa.

4 comentarios:

Werra dijo...

Espero que no seas tu el del relato jajajajajaja,pero es una etapa que mucha gente ha pasado.
Me tuviste con la incertidumbre hasta el final. Muy bueno, para variar, Sr. Conde.
Voy con el libro, del cual no te puedo dar ninguna pista, por lo evidente y porque nombra a uno de los dos protagonistas en bastantes ocasiones el cual da nombre al libro. No te puedo pedir el autor con tan escasas pistas, pero si el título. Te pego solo el prologo de esta obra clásica donde las las haya, versionada en multitud de estilos del arte.
PRÓLOGO
YO POR BIEN TENGO QUE COSAS tan señaladas, y por ventura nunca
oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la
sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle
algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite; y a
este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que
no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son
todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello. Y
así vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo
son. Y esto, para ninguna cosa se debería romper ni echar a mal, si
muy detestable no fuese, sino que a todos se comunicase,
mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar della algún
fruto; porque si así no fuese, muy pocos escribirían para uno
solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser
recompensados, no con dineros, mas con que vean y lean sus
obras, y si hay de qué, se las alaben; y a este propósito dice Tulio:
«La honra cría las artes». ¿Quién piensa que el soldado que es
primero del escala, tiene más aborrecido el vivir? No, por cierto;
mas el deseo de alabanza le hace ponerse en peligro; y así, en las artes y letras es lo mesmo.
Predica muy bien el presentado, y es hombre que desea mucho
el provecho de las ánimas; mas pregunten a su merced si le pesa
cuando le dicen: «¡Oh, qué maravillosamente lo ha hecho vuestra
reverencia!» Justó muy ruinmente el señor don Fulano, y dio el
sayete de armas al truhán, porque le loaba de haber llevado muy
buenas lanzas. ¿Qué hiciera si fuera verdad?
Y todo va desta manera: que confesando yo no ser más santo
que mis vecinos, desta nonada, que en este grosero estilo escribo,
no me pesará que hayan parte y se huelguen con ello todos los
que en ella algún gusto hallaren, y vean que vive un hombre con
tantas fortunas, peligros y adversidades.
Suplico a vuestra M. reciba el pobre servicio de mano de
quien lo hiciera más rico si su poder y deseo se conformaran. Y
pues V. M. escribe se le escriba y relate el caso por muy extenso,
parecióme no tomalle por el medio, sino por el principio, porque
se tenga entera noticia de mi persona, y también porque consideren
los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues
Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que,
siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen
puerto.

Daniel Atienza López dijo...

Uei!! Que va, no soy el prota. Aunque me veo identificao en el hambre que paso últimamente.
En cuanto al libro no sé cómo situarlo. Lo llamaría La tía Tulia, de Unamuno. Porque aparece un tal Tulio por ahí, pero nusé.
Es ese?? De no ser así no tengo ni pajotera idea.
El próximo me toca a mí, pero ya será en el siguiente texto que cuelgue. Así me motivo para seguir con los hilos.
Poco más Florín. Te veo el viernes si todo nos va bien... que espero que sí. Un fuerte abrazooo.

Werra dijo...

Pistas por la dificultad:
La famosa peli con que me pegué una jartá de reír recientemente, la hacía Francisco Rabal, con otros actores tremendos del cine y teatro español: EL brujo, un niño o protagonista es Rafal Alvarez, famoso de muchas películas, en cuanto le veas sabes quién es, seguro, y el gran.
Trata la vida de un chico que su madre al no poder mantenerlo en casa lo envía a cuidar de un ciego para espabilarse, aunque ya viene espabilado de fabrica, y mucho. Las vicisitudes de estos dos personajes por tierras salmantinas son el hilo de esta famosa novela.
Hace poco en casa de mis padres, después de una opípara comida de estas familiares, en esas en que todo el mundo se queda luego desnucado en el sofá, me llevé la película en un pincho y te puedo asegurar que ninguno de los 6 ó 7 conseguimos quedarnos dormidos, allí solo se escuchaban risas y más risas.
Esta contada en pasado por un charlatán que vende vinos por los pueblos, y que hace el actor El brujo.
Personalmente el libro no le he leído, pero imagino lo buenísimo que tiene que ser.

PD.He visto los mensajes y perdona, de hecho y aunque no te lo cras los he contestado más de 10 veces, incluso el del jueves, pero algo debo de haber toqueteado y evidentemente jodido que no consigo que salgan, con que si cuando se arregle ves que te llegan un montón de mensajes iguales seguidos, no pienses que te están ametrallando con algún virus, soy yo. jajajaj
Por cierto, mi padre una máquina, tío, ya anda por la calle dando paseos desde el martes. Ya te digo y como tu decías, son de otra estirpe.

Abrazo Sr. Conde.

Werra dijo...

Que se me olvidó, perdona, si la quieres ver, aparte de ser una pista bien grande, recibió dos premios Goya en el año 2000, mejor guión adaptado y mejor vestuario.
No dejes de verla en familia.