viernes, 19 de junio de 2015

Mala sangre

Estas palabras caerán en saco roto. Pero desde aquí voy a contribuir a esclarecer los hechos. Resulta que los recursos humanos (o inhumanos) de las empresas que últimamente me he ido encontrando están muy por debajo de lo esperable y respetable. Si uno acude a una entrevista para un puesto concreto no te pueden echar en cara la falta de experiencia sobre ello, puesto que en tu curriculum lo ponía con claridad. Esto genera una situación ridícula y contradictoria. Es como si uno va a una pescadería y le dice al pescadero ‘Anda, pero ¿No tiene usted solomillo?’ Pues algo así. Eso por un lado. En el otro existe otro dato y ese es el de demandar el oro y el moro al aspirante al puesto. Es cierto que vivimos tiempos donde uno debe amoldarse a todas las tareas que le surjan, pero de ahí a que exijan una titulitis innecesaria me parece aberrante. Es más, se da el caso de un curriculum compensado y que ni por esas te den el beneplácito. Vamos, que no te dan trabajo ni aunque te escogieran para ello. Segunda contradicción de hoy en el tema que nos ocupa. El colmo de los colmos. Que te digan ‘Si vales para tal empresa, pero no encajas en lo que buscamos’.
Sé lo que buscáis: Un portero goleador, un caballero de aspecto desaliñado, un putero bonachón o una Dama de Elche en carne y hueso. Alguien supercualificado en todos los frentes, tierra, mar y aire, una composición de Mozart más Beethoven más Chopin en si bemol mayor... la repanocha tocha (perdón por el ripio).
Nada. Imagináis fantasmas que no existen. Bajad al suelo, por favor. Dad una oportunidad de aprendizaje a quien lo merezca. Sois jueces tan leguleyos como pérfidos tras vuestras sonrisas delicadas. Estáis en empresas donde se valora aptitud y actitud no apariencia o falsos piropos expresados por un pobre interlocutor que no busca empleo, sino sobrevivir.
No sé qué más se puede expresar cuando se vulnera el pundonor del necesitado, del ciudadano de a pie (y del que va en moto, también).
A qué se juega. No me creo que no tengan pesadillas los que juzgan a las futuras posibles incorporaciones de una entidad. De verdad; dejadlo. Arrojad la toalla. Dedicaros a la captura del percebe, pero sin las prestaciones adecuadas y reglamentarias. Eso os deseo. No más.

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