martes, 6 de diciembre de 2011

Disfraz adulto

De repente cogí, de nuevo, la fotografía. La niña de pelo castaño sonreía al fotógrafo o fotógrafa. Siempre que sostenía esta imagen en mi mano imaginaba que se hizo un martes o miércoles por la tarde, no sé muy bien el motivo de creer tal nimiedad, aunque la luz que reflejaba la pared encalada era cuando menos dudosa. Pero eso es lo secundario, lo principal era lo que se apreciaba: una niña, ya dicho con anterioridad, que estaba sonriente disfrazada de flamenca con volantes en tonos rojos y blancos. Por llevar llevaba hasta el foulard a juego. Y no sólo hacía ese gesto con una naturalidad cinéfila, sino que también, y bajo su peineta roja puesta con arte, estaba haciendo un giro con su cadera en un movimiento praxitélico (curva de la cadera) muy a lo sevillanas made in spain. Su mano derecha acompasaba el giro con su inercia y la izquierda sostenía unas castañuelas rojas remarcadas con una pulsera del mismo color en ese lado y que tampoco sé si fueron de juguete. Todo ello con el codo marcando la postura a una buena postura intermedia. Mi fragmento preferido de la fotografía era la cara. El gesto, el cual lo veo florecer muy a menudo, decía: «Soy una sevillana y puedo serlo». Además lo más entretenido de la imagen a color es que no es la típica fotografía de alguien desbordado por la alegría (por eso la sigo mirando todavía), sino que es una felicidad contenida y controlada; algo inteligente se abre hueco entre esos labios que medio se ríen y medio dicen un: «Yo sí». Pero sigo observando su cara intentando hallar lo enigmático: su frente era perfecta acompañada por un flequillo que brillaba, sus cejas soportaban una curva estilizada y correcta. ¿Por qué me llamaba la atención tanto? Porque todos reconocemos el «tú si puedes», porque las rutinas que nos hemos buscado nos hacen olvidar que deberíamos repetirnos esta frase cada cierto tiempo, porque nos hemos dejado arrastrar por el qué se yo y él que saben ellos. Ahora, si quieren contemplar la fotografía tendrán que imaginarla como hago yo cuando la deposito con cuidado en su lugar y luego, tras echarle el último vistazo, cae entre mi olvido hasta que otro día, de pronto, me la vuelvo a encontrar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado cielo!!
Muchas gracias por escribir así.
Te quieroooo!!!