lunes, 23 de septiembre de 2013

Mi enfermedad

Tiene razón Paul Auster. La escritura es como una enfermedad. Te posee hasta el tuétano y no te deja resquicio alguno. Vas por la calle, caminando o corriendo y tus ojos no captan la realidad porque sí (a veces un árbol es solo un árbol, de acuerdo) lo hacen para recoger detalles insignificantes con el único fin de describirlos e insertarlos en un texto. A Edgar Allan Poe le sucedió una vez que le cogió "la manía" y no paró de escribir durante semanas hasta quedar exhausto. Le imagino dolorido con la muñeca abierta de utilizarla con lo que pintase en su orgasmo literario. Mancharía con tinta hojas y hojas, que luego supongo que corregiría, porque esta enfermedad es de dos síntomas. Primero está la expulsión y luego aparece la corrección ortográfica y de estilo: esto sí... esto otro a la basura.
He de admitir que corregir es más complejo que escribir. Este hecho es así porque destruir es terriblemente fácil; es alucinante lo fácil que podría ser regresar al folio en blanco una vez se tienen cien hojas escritas. Tachón a tachón, el lado crítico va trepando hasta la garganta. La lucha con tu ego es encarnizada y al final se acaba por emborronar la labor. Lo mejor es que sean otros ojos los que supervisen el trabajo hecho. Esto debe ser así y punto, aunque no está demás echarle un mínimo vistazo de coherencia y contextualización al asunto.
Una vez terminada la obra ¿Qué sucede? ¿Se aplaca la voz? ¿Se termina de padecer este incómodo padecimiento? Que va, en absoluto. Otra idea se abre paso entre las fibras protoplasmáticas o axones; entre chispazos y destellos internos que nadie ve ni aprecia, solo el que muestra esta predisposición a generar ideas para ser escritas y plasmadas.
Poco a poco la idea acaba tomando cuerpo. El protagonista quiere algo y ese algo también es pretendido por varios. Luego le añades la chica, que con un poco de suerte no se caerá en el estereotipo de las guapas y listas, unido a que tu personaje principal puede ser algo o bastante imperfecto; cuanto más alejado de los cánones mejor. Lo introduces en tu baticao cerebral cognitiva sensorial y ¡chachaaaán! Enhorabuena, con un poco de fortuna, y si tienes el viento a tu favor, ganarás algo de tiempo hasta que te acontezca el próximo planteamiento para ser escrito.
Si padeces algo parecido piensa en cómo sería en la mente de un músico o de un pintor. No estás tan mal si te decantas por la escritura ¿verdad? Claro. Piensa, también, que he seleccionado las profesiones más artísticas y entretenidas bajo mi punto de vista. Las demás guardan el doble de mérito. Las realice quien las realice.
Y para colocar el estoque final no estaría mal que esta predisposición estuviera pagada o recompensada lo cual la convierte en más extraña y descorazonadora que ninguna. ¿Dónde nos deja a los que no esperamos absolutamente nada a cambio? Sí, da algo de miedo, por eso os hablaba de enfermedad.

3 comentarios:

Werra dijo...

Gran verdad D. Dani, a lo de enfermedad me refiero, a la que estoy empezando a desengancharme cual drogadicto de sus opios o vicios.
Como ya te habrás enterado dejo una temporada Labule, al menos esa es mi intención que se quede en eso, en una temporada hasta fin de año.
Te estuve esperando un rato pero no venías, tampoco sé si al final fuiste o no, pero mi intención era entrar y irme, y aunque estuve menos de 20 minutos, media hora máximo, me quedé con ganas de haberte saludado.

Bueno Sr. Conde, que yo seguiré leyéndote como hasta ahora, como fiel drogadicto con su metadona.

Un abrazo Dani.

Werra dijo...

Pero qué pasa aquí, que no hay más...
Esto no está ni medio bien, Sr. Conde, no , no y no.
Hoy castigado!! te me vas a poner de cara a la pared con los brazos en cruz hasta las dos de la tarde, y con dos libros de esos gordos en cada mano. Jajajajajajajaja

Venga D. Dani, que paséis un buen domingo.
Abrazaco.

Daniel Atienza López dijo...

Qué pasa camarada!! Jajaj, la leche que te han dao. Estoy mu vago últimamente. Solo escribo para el epílogo, que si no te parece mal te pasaré vía email cuando lo tenga, que todavía no he impreso lo que registraré en el registro de la propiedad intelectual. En el próximo texto que ponga seguiré con el juego de los libros por aquí a ver si te pillo en alguno, jeje. Poco más Florín. Pasad vosotros también un buen domingo. Nosotros venimos de una feria medieval. Un abrazoo!