viernes, 1 de febrero de 2013

Matarifes y arrecifes

"No se puede acertar siempre en la vida". Por desgracia es una frase que cuando intentas analizarla estás ya a las puertas de la treintena. A pesar de ello hay una vocecilla, un tanto sesgada, que afirma rotundamente que no ha habido apenas errores y que su receptor va en la dirección idónea.
Bola de dragón y demás recuerdos de tu infancia ahora son una profunda desilusión y solo generan aburrimiento. Con lo que han sido. El gusto por los sabores también se transforma; lo que antes era intolerable ahora se toma a sorbitos y lo que antaño producía un placer para el paladar ahora solo es una carga calórica. El tiempo pasa y tus pezones también envejecen. Todo comienza a colgar. A sobrar. Por alguna razón inhumana tu mente se difiende y adapta. Prefieres ir con un macuto de diez kilos sobre tu espalda, que ponerte a dieta. Total ya eres un hombre. En teoría puedes con todo.
Se podría llegar a afirmar que hay tres etapas complicadas para un sujeto: los treinta, los cincuenta y los setenta. Los periodos entremedias bien podrían significar la plenitud... la jubilación... el climax de una vida. Estos otros que describo son la cara oculta de tu luna, el reverso de la raqueta con la que golpeamos la pelota y, por alguna razón, siempre va fuera. Yin Yang. Blanco sobre negro y viceversa.
Supongo que algo debe de haber para que el mensaje vital se recargue con tanto ruido con el paso de los años. En cierta medida es una distorsión de la interpretación ya que no es lógico que algo, en aparencia triunfal, como un programa de radio de toda la vida, de repente, por ejemplo, se haya transformado en acicate para el duermevela.
Los paisajes no varian por mucho que las constructoras hayan edificado en llano y talado árboles, lo que se modifica es el individuo. Este, a su vez, se ha modificado por el contacto con otros individuos, sus labores y experiencias.
Los amigos, siguen ahí. Ahora sus planes se han recalculado. Quieren casarse (la firmita) y procrear (la semillita). En consecuencia tu compañía varia y ya jamás volverá a ser la misma. Porque seamos claros, un hijo te debe cambiar la perspectiva de las metas y pobres metas que no cambien de perspectiva llegado el caso. Así que de pronto te ves visitando las salas de maternidad de los hospitales y cogiendo recién nacidos entre tus brazos. Piensas en si será o no ese el arrecife. El verdadero plan por el que estamos aquí. 
Qué quieren que les diga. A mi edad no he sido persona que pueda labrarse un futuro con las manos. No se anudar cuerdas, me cuesta manejar desde el martillo al taladro, y la cocina, aunque no se me dé del todo mal, tampoco es nada destacable y eso que todo lo que pasa por la sartén ya está muerto, que sino... tampoco podría. A mi edad, y aun con veinte años antes, no valgo para matar. Todavía he de dar gracias porque mi cerebro manda las señales oportunas al teclado; sin eso... no sé lo que seria.
Y esto sirve de enlace para hablar del pobre hombre que pedía en el metro sin dedos en sus miembros. Cómo se puede jugar así con la humanidad de los demás ¿Acaso le quedaba otro modo de subsistir?
Para concluir, mencionar, de refilón, la frase de que siempre hay alguien peor que tú de Calderón de la Barca. Está claro, pero no es la clave. Tampoco me quejo. Solo quiero seguir formando parte del ruido de cualquier paisaje. De ese veloz e irreconocible que sucede entre extraños mirando la ventanilla de un vagón de tren y que sobrevive gracias a la persistencia retiniana hasta pasar la oscuridad del túnel.
 

2 comentarios:

Werra dijo...

Buenos días D. Dani
Me encantó, de hecho no se por que rama de tan magnifico árbol tirarme en este chascarrillo, aunque la que más me ha tocado sea esta: Cuánta razón poseen tus letras, preciosas por cierto, ante todo, y quede dicho, PERO, (con lo que implica dicha conjunción) noto esa bocecilla de edad madura, de abuelillo batallero, también es natural XD ¡¡¡ya casi tienes la treintena!!!
Bromas aparte, observo gratamente que tus letras no se devalúan como los dolares, sino que van emergiendo en unos directrices de mayor, y mucha, intensidad poética, de mayor claridad, con el ritmo necesario para que te siga enamorando seguir leyendo (al menos a mi que sabes tanto me gusta). Bueno que me enrollo, perdona.
Que gracias por seguir escribiendo Sr. Conde.

Posdata que no viene a cuento: Estoy empezando a recibir a mis musas otra vez por las noches, ya casi olvidadas por cierto. Y si da su venia, de las dos cosas mal escritas, te llevaré el miércoles el poema que te comenté el otro día y que terminé ayer, y me da usted su opinión :)) (me inspiró una cosa de tu b... pero perdona, no te lo puedo contar, mejor lo vemos el miércoles)

Un fuerte abrazo Sr. escritor. ¡Spanish, spanish!

Daniel Atienza López dijo...

Muchísimas gracias camarada Florín!!! Hay días que escribo por aqui y me acuesto pensando: "vaya empaná que tienes chico para escribir esto", jaja, pero bueno sabiendo que hay personas como Chus, Cris y tú que me leen y dan el visto bueno, pues no hay casi palabras.
Y bueno, si ya sirve de inspiración para más textos, eso ya es la releche.
Tengo ganas de leer eso, sí señor.
Me veo incapaz de hacer poemas y lo aprecio mucho en todos los que os gusta adentraros en el mundillo, ahí es na, de Miguel Hernández o Mario Benedetti. Estéticamente es completamente distinto y el modo de desarrollo es otro cantar... lo dicho, una vez más estoy en ascuas.
Otro fuerte abrazo y si una foto inspira a alguien para la portada de un libro y ese alguien inspira al autor de la misma para escribir una historia... creo, pues, que se completa un círculo artístico (y de buen rollo, qué carajo). Nos vemos Florín y por quincuagésima vez gracias.