lunes, 11 de enero de 2016

Un genio implacable

David Bowie ha fallecido a los 69 años víctima de un cáncer. Así lo anuncian los medios de comunicación hoy. Una pena, la verdad.
Lo bueno de estos artistas es que al ser tan genuinos en su legado generan un hecho para mí vital: la inmortalidad de su trabajo, puesto que nunca dejarán de sonar sus melodías y composiciones, aunque se intente escapar de ellas porque forman parte de una cultura, digamos universal y reconocible allí por donde se pase. Por comparar es como la Coca-Cola para hacerse una idea. Aunque los seguidores acérrimos del cantante piensen que no estoy acertado, saben que hasta un aborigen australiano es capaz de tararear Starman, Blue Jean, Space Oddity, Heroes o Life on Mars?
El músico británico no solo fue un excepcional artista, sino que también fue un icono de lo ambiguo y lo transgresor; hasta tal punto que a día de hoy no sé si fue Mick Jagger el que se inspiró en él o viceversa. Tanto da.
A su vez, la figura de David Bowie está tan insertada en la cultura Pop como el personaje de Superman. Y explico tal anacronismo. Cuando Richard Donner estrenó Superman en 1978 hubo una corriente de niños que a punto estuvieron de saltar por la ventana y ‘echar a volar’, bien, pues aunque no viví por entonces, estoy seguro del boom generado por adolescentes que se tiraban de las melenas por no haber nacido con heterocromía (un ojo de cada color).
Y no es desacertado hablar de cine puesto que el músico también dejó su sello en dos largometrajes para mí magníficos.
El primero de ellos es Dentro del laberinto. Película de culto por la magia que transmite su argumento y sobre todo el papel de Jareth, el Rey de los Goblins; papel que uno no concibe sin la caracterización del propio artista. Es de admitir. Le iba como anillo al dedo.
Años más tarde, fue el propio Christopher Nolan quien pensó en él para encarnar a Nikola Tesla. Un personaje que en la vida real hizo grandes contribuciones y descubrimientos en electromagnetismo, robótica e innumerables aportaciones a la ciencia (sin ser sus patentes reconocidas en muchos casos).
Me refiero a El truco Final. Una película, que, a estas alturas, podría ser considerada también de culto y que trata sobre la rivalidad entre dos magos.
Regresando al David Bowie musical. Considero que quizá haya grabado el mejor dueto de la historia del rock, así de fácil. Under Pressure es una canción cantada junto a Freddie Mercury. He de admitir, que cuando la escuché por primera vez no me resultó llamativa ni diferente; con el paso de los años mi idea sobre ella ha variado. Es ágil, sencilla y repleta de ligeros matices que se pueden apreciar en cada nueva reproducción.
No lo obviemos. Algunos, ya hemos ido al espacio de la mano de Walking on the moon de The Pólice y de Space Oddity. Otra composición mayestática de ‘el Camaleón’.
Lo dicho. Ya es leyenda. Se ha ido un músico inigualable. Una de esas voces entonadas hasta el final de los tiempos. Y qué más.

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