jueves, 14 de enero de 2016

Un pececillo llamado Wanda

El conglomerado chino Dalian Wanda, un gigante del sector inmobiliario, pero con negocios en turismo, cultura o deportes, casi lo vuelve a conseguir. Lo bueno es que, de momento, no ha colado su esplendorosa y magnífica idea de reformar el edificio España convirtiéndolo en un centro comercial y hotel de lujo. Su idea de mercado, un proyecto con ese toque a lo magnate por su ostentosidad, se ha visto truncada.
Qué quieren escuchar. Me alegro, y mucho.
Aquí, no se transige  ya la gran oportunidad laboral del megafastuoso empresario de turno. Algo que parece la condición sine qua non de todo idealista megalómano, ni el hecho por el cual se matizaba que la fachada del carismático y emblemático edificio situado en Plaza España se dejara intacta. ¡Bravo!
La propuesta de Wanda, como sostenía en el principio de este texto, toca muchos y cuantiosos palos: es dueña del 20 % del equipo de fútbol Atlético de Madrid, ha puesto sus ojos en Marina d´Or en Oropesa del Mar y por unos módicos 3.200 millones de euros acaba de adquirir, no hace demasiado, la productora cinematográfica Hollywood Legendary quien colocó el sello comercial a la película Jurassic World el pasado año.
Con esto quiero mantener que estos no se andan con chiquitas porque saben apuntar y tiran a dar. Además, les gusta y disfrutan con ello. Cómo no.
En cuanto a la marca España, decir lo encomiable de exportar jamones y aceite a China, pero si a cambio se va a permitir la presencia, un tanto parasitaria, de algunas empresas o negocios de allí... Virgencita déjame como estoy.
Ahora, ni me considero xenófobo (Vivo en un Estado donde se siguen fabricando armas para las guerras) ni seguidor acérrimo de la teoría del contrato social. No obstante, chirría en grandes dosis el capitalismo como máxima y única expresión; sea la bandera de cualquier color. Y con esto se pierde demasiado, al dejar de lado todos los descartes, desechos o despojos marginados por la competitividad de la raigambre política soterrada en cada país.
Colaborar es una suma óptima; por el contrario, si se compite se disecciona a la sociedad.  

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