miércoles, 27 de enero de 2010

Sobre Ferrán Adriá

Mi ilustre chef español (perdón, catalán... por si acaso). Anoche vi la noticia de tu retirada por televisión. ¿A nadie se le ha pasado por la mente que te piras porque la clientela ha bajado?
He leído los comentarios de los usuarios de El Mundo (http://www.elmundo.es/elmundo/2010/01/27/cultura/1264587312.html) sobre este tema y aunque cuentan que son los del propio restaurante los que eligen quienes van a comer (lo nunca visto, vamos) para mí hay mucho de crisis económica y poco de escapada romántica.

No sé cómo puedes permitirte el lujo de decir que dejas El Bulli (uno de los mejores restaurantes del planeta calificado así por vayan ustedes a saber) por estrés y por la presión que conlleva la competición de las estrellas Michelín (que a la larga será como un Óscar... si pagas ganas). Debe ser duro estar quince horas al fogón, pero la mitad de castigado que barriendo calles en invierno o descargando camiones.
He de admitir mi fuerte escepticismo hacía los restaurantes de “pitiminí” porque no concibo el precio desorbitado de una migaja de zanahoria acompañando a la milésima parte de una morcilla criogenizada (no aparece criogenizar en la RAE. Que raro) al igual que no soy partidario de los masajes impregnado de chocolate.
En el texto del diario y dirección citada con anterioridad he visto que un periodista alemán critica el uso de la aplicación de aditivos a los alimentos. Imagino que el tal Jorg Zipprick se refiere a la cocina de hidrógeno y a eso que escuché llamar cocina de deconstrucción (creo que es todo junto). No sé si de ahí viene lo de cocina molecular o de dónde; quiero pensar en afirmativo, porque las tartas que hago también llevan moléculas; de lo contrario seria como cocinar oxígeno; es decir la nada.
Retomando las estrellas Michelín (ya he caído en el porqué del sobrepeso que tiene el muñeco blanco afable) me ha surgido la inquietud sobre cómo resuelve uno de estos agentes la duda de conceder la estrella a un restaurante u otro. Y, francamente, prefiero no saberlo.

1 comentario:

Ruben Barroso dijo...

Este tipejo es un carota. Esto huele raro. Un restaurante que tiene listas de espera más largas que la Seguridad Social; lo que debería darle beneficios de cojones. Supongo que él se pirara pero dejará que lo millones le sigan entrando a expuertas en el restaurante. No sé que pretende meditar, irá a fundirse la pasta y después volverá con alguna receta chorra que se saque de la manga para "reinventarse".