jueves, 3 de diciembre de 2009

Amor infantil


Año: 2008.
Duración: 114 minutos.
País: Suecia.
Director: Tomas Alfredson.
Guión: John Ajvide Lindqvist.
Música: Johan Söderqvist.
Fotografía: Hoyte Van Hoytema.
Título: Déjame entrar.
Intérpretes: Käre Hedebrant, Lina Leandersson, Per Ragnar...

A Déjame entrar le falta poco para ser una obra maestra. Se coló por la puerta trasera de nuestros cines, sin hacer ruido, y se logró el respeto ganando premios europeos minoritarios (los que, presuntamente, no están amañados).
Además, llegó justo en el momento donde la saga Crepúsculo de Sthepenie Meyer acampaba a su anchas con poco que ofrecer y mucho que recaudar.
El largometraje narra la historia de Oskar, un chico tímido que vive atemorizado por las vejaciones de sus compañeros de clase (por cierto, tema actual en la sociedad española). El protagonista vive solo con su madre, mientras que en el piso contiguo vive una curiosa chica que huele de forma extraña y que se hace su amiga.
Esta relación, a pesar de resultar típica de las películas de vampiros, aquí se le da un nuevo giro argumental al conceder el protagonismo a dos simples muchachos. El punto fuerte se sitúa en que en este remake la chica parece más femenina; lo que oscurece el doble significado de la frase: -¿Me querrías aunque no fuera chica?
El guión es óptimo y abriga la interpretación de los muchachos otorgando un tono adulto a su amor. Este hecho se ha materializado para infundir ternura y lo logra sin colmillos, brillos diurnos, ni frases manidas... chapó.
El ritmo en Déjame entrar es lento; rasgo característico de las películas independientes y del norte de Europa; donde lo que importa es cómo se transmite un argumento; dejando de lado a la taquilla.
La fotografía es sublime y enfatiza el tono lírico de toda la historia.
En su contra tiene el fin del metraje cuando el director parece estar arrepentido de lo que está filmando y decide regalar al espectador unas escenas que recuerdan al cine del que, al principio, parecía alejarse; el americano. Aunque, curiosamente, tampoco sobran.
Gran cinta... grandes actores... buen cine.

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