jueves, 3 de diciembre de 2009

Sonidos del silencio

Hay ejemplos de canciones que marcan una época o un periodo histórico. Ésta es un ejemplo de ello.
El propio título de la canción Sonidos del silencio, que luego fue un album, ya denota cierto toque paradójico, puesto que si algo suena no es silencio. El dúo Simon & Garfunkel nunca se llegó a imaginar lo que conseguirían al componer dicho tema musical allá por 1964. Gracias a este sencillo y al de Mr. Robinson fueron los pioneros en demostrar que la banda sonora de un largometraje podía llegar a convertirse en un gran éxito de venta. Estoy hablando de la película El graduado. Hasta ese momento las bandas sonoras no tenían gran comercialización.
Décadas más tarde fueron los videojuegos los que completaron la oferta hollywoodiense.
Simon compuso una letra musical poética con una estructura ósea semejante a cualquier tema de Bob Dylan; plagada de metáforas, saudade y conceptos pesimistas sobre la sociedad en la que se vivía. Estados Unidos estaba inmerso en la guerra fría y la población estaba conmocionada ante la posibilidad de una tercera guerra mundial. La carrera espacial, menudo despropósito; ya hacía unos años que había pasado a un segundo plano. Adiós a Laika, el Sputnick, el U2 y a Yuri Gagarin.
Ya en noviembre de 1963 se produjo un disparo, un ruido y luego el silencio. Una bala acababa con la vida del presidente más carismático. Pero Simon y Art o Tom y Jerry seguían ahí, erizando la piel con macroconciertos donde el movimiento hippie encontró su santuario y su marihuana.
Más tarde el ego y orgullo les hizo volverse a separar. Simon, el bajito con aspecto de funcionario se dedicó a interpretar personajes terciarios en el cine y a componer en solitario temas mediocres como la canción que cantó en el videoclip de You can call me al junto al actor y humorista Cheve Chase. Por el contrario, Garfunkel, el despeinado rebelde, se dedicó también a componer mientras su adicción a las drogas se hacía más latente y pública. No hace mucho fue arrestado por conducir bajo los efectos de ellas. Iba tan puesto que ni escuchó la alarma de la patrulla. Eran sus sonidos del silencio.

No hay comentarios: