martes, 9 de marzo de 2010

Los hombres que sólo veian su ombligo


Director: Grant Heslov.
Reparto: George Clooney, Ewan McGregor, Kevin Spacey, Jeff Bridges, Robert Patrick, Rebecca Mader, Stephen Lang, Stephen Root.
Año: 2010.
País: Estados Unidos.
Guión: Peter Straughan.

La gente salía treméndamente decepcionada de la sala de cine. Lo mismo esperaban que Los hombres que miran fijamente a las cabras fuera como Avatar (por cierto, también sale en ésta el general malvado de la cinta de James Cameron).
No es una obra maestra (pero puede convertirse en culto) ya que el largometraje es más trivial de lo que parece, y ahí reside su gracia. Lo más divertido e irónico de toda la función cinematográfica es que se supone estar sacada de una historia verídica. De ser así, cada vez pierde más crédito el ejército americano. Algo de lo que sólo se podrían deshacer si encontraran a Bin Laden. La historia narra como un periodista (McGregor) se cruza, por casualidad, con el mayor mentalista americano (Clooney) que le va introduciendo y enseñando todas las estrategias absurdas que desarrolló el ejército estadounidense en la carrera parapsicológica contra los rusos.
El productor de la película no es otro que George Clooney, que elige dónde adentrarse con el cuidado y la intuición de un perro viejo de la industria. Para colmo, le han tenido que envejecer para la interpretación. Que a sus 49 años le tengan que rapar el pelo para simular entradas suena a disparate. Para quitarse el sombrero señor Clooney.
Los hombres que miran fijamente a las cabras es una cinta de personajes más que de una historia. Con un reparto de aupa quien se come la guinda es Jeff Bridges al que le acaban de conceder el Óscar como actor principal en 2010 por Corazón rebelde.
Habría que incidir en el portento interpretativo en el que se ha convertido Bridges paso a paso y sin hacer apenas ruido por vivir alejado de los flashes y llevar una vida demasiado normal para una estrella de Hollywood; actuando varios peldaños por encima de su difunto padre Lloyd Bridges y a años luz de su hermano. En mi sana opinión ya le tendrían que haber dado el premio en 1993 por Sin miedo a la vida más que por El gran Lebowsky.
La película tiene una gran fotografía y un guión que recurre al feedback (regresión temporal de algunos tramos en el argumento) de manera eficaz, pero que resulta una herramienta gastada por series de animación como Los Simpson o Padre de familia.
Una pena comprobar lo viejo que está Kevin Spacey. Y buen guiño cuando definen a los hombres con poderes mentales como jedis haciendo un doble juego con la realidad al formar parte del reparto Ewan McGregor que ha intervenido en la nueva saga galáctica.
En resumen, una película entretenida arropada por un poso agradable bajo el mensaje de que cuando un hombre tiene ilusión por algo es capaz de lo que sea.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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