viernes, 20 de agosto de 2010

Adrián

Era un desconocido hasta este texto. Qué puedo decir de un embrión que le tacharon de mudo en la guardería y ahora derrocha desparpajo. Que quiso introducir las fichas-moldes redondas en las cuadradas y las de forma de estrella con las de luna… por sus santos colgantes.
Con veintidós años está “estable” en una empresa donde coloca y repara lunas en coches, autobuses y tractores. Lo mismo da aquí, que en Ciudad Real. Ahora la entidad ha sido absorbida por la competencia. Da la sensación de que pasará del Getafe al Real Madrid, en lo bueno y malo, como el matrimonio.
Cuando se compró el coche, eligió un color azul infrecuente, y ahora, por las carreteras se repite la tendencia, en otros valientes, que hicieron oídos tapiados a los consejos.
Este fin de semana iba a ser nuestro y de tres chicas más. Adrían, nombre que elegí por el de Miguel, las tres conocidas y yo, nos disponíamos a ir a una casa en Badajoz (Badaó) donde la mayor atracción era la ausencia de luz.
Ya me hacía relatando historias de terror y risas con risas, pero la abuela de una de ellas ha fallecido y hemos tenido que abandonar la idea. Además, la rueda del coche azul mariquita ha amanecido en el suelo y ha ido a cambiar, de paso, las dos delanteras. Con lo cual hoy no era el día para ir a ningún sitio.
Mi hermano, no quiero más, físicamente se asemeja a mi madre, aunque el color de ojos puede ser más paterno. El carácter también. Aunque lo bueno de los hijos es que son mitades de aquí y allá.
Tan distintos y tan iguales. Él tiene una cicatriz de un golpe con una piedra que le asestó una vecina sin pretenderlo. Estábamos haciendo un agujero con el pedrusco y mi hermano quiso asomarse y… catapúm. La mía es en la cara, cerca de los labios y me la hizo una compañera de clase, porque nos pegamos en el colegio. Digamos… que estamos marcados por ellas. Heridas de juegos sin ganador.

En el fondo es mi mejor amigo, porque siempre cuenta conmigo y a fuerza de genes siempre ha estado ahí, a dos metros y poco de mi habitación.
Creo que algunas amigas (de esas, todas hijas únicas; dato significativo. Sólo una ha pasado de discrepar) han envidiado nuestra convivencia y la han intentado contrariar, consiguiendo “agua” en vez de “tocado”, pero en las flotas de vínculo ni puede, ni debe entrometerse nadie y cuando esto se produce es porque el familiar perjudicado está más perdido que dolido. Amo los hogares que son fratrías.

1 comentario:

Ang dijo...

Que bueno Dani, que bueno... a tu hermano se le habrá hecho el culo pesicola.
Besissss