domingo, 7 de febrero de 2010

26 años

Veintiséis palitos cumplí ayer. En el apartado materialista he de decir que no me gustan los regalos. No sé si es porque no suelen acertar (lo siento, esto es un diario) o porque prefiero obsequiar (las ganas con las que uno elige algo y la pasión con la que espera gustar son completamente distintas a las de abrir tu propia ofrenda). Anoche no ocurrió esto. Saqué de un bolsa La conjura de los necios con sumo agrado ante lo desconocido y Romper una canción con suma satisfacción ante lo conocido. La noche empezaba bien.
En el apartado sentimental (el mejor) ocurrieron varios hechos destacados. El primero de ellos fue ver cómo uno de mis mejores amigos lloraba por la que ya no es su compañera. No creo en el amor, pero las lágrimas de esos ojos ya eran algo. Me enfundé el mono de trabajo e intenté consolar lo inconsolable. Su dolor reflejaba lo mal consejero que soy, lo poco que sé de ellas, lo mucho que nos queda por caminar. Apenas importó que alguien llorara en un día tan insustancial y tan tócame los huevos, como es el día de tu nacimiento. Sobre todo, cuando uno mismo también les ha hecho llorar en alguna que otra ocasión.
Esto hizo que me acordara de la frase de otra buena amiga que dice: “los buenos amigos se demuestran en los malos momentos”. Razón tiene ese pequeño torbellino.
El otro hecho es que intenté unir dos frentes (yo; tan amigo de la juerga y de la fraternidad): por un lado los amigos de mi hermano (y ya también míos) y los old friends de toda la vida. La tarea era complicada, pero, salvando pequeños detalles, el experimento salió positivo. Jugaron a los dardos, hablamos de frikadas manga, de largometrajes... En fin, un buen rato. Lo que si lamento es no haber nacido en un mes caluroso.
Haciendo un ligero balance he de admitir que soy feliz a mis 26 febreros. La vida parece que me va admitiendo en su lenguaje. Aunque la pobre todavía confunde las palabras ocupación por desempleo.
Amigos. Con lo que a mi me cuesta querer y les quiero.
Creo que los asiáticos son mucho más sabios y filántropos que nosotros, los occidentales. Allí, tener un amigo es como tener un hermano que te ayuda a salir del pozo, que monta contigo un bazar, que te da comida si te falta. Considero que el vivir codo con codo puede aliñar un poco más la vida.

3 comentarios:

Ruben Barroso dijo...

Yo también me sentí raro al ver que un tipo tan grande llorara por su amor perdido. Demostró que no son sólo ellas las que buscan ser amadas, en muchos casos también ocurre que somos nosotros los rechazados y los engañados.

Ang dijo...

mi querido amigo...
todo existe, el amor y el desencanto, pero con el paso de los años el amor gana y gana cuando lo ves, cuando lo sientes... lo malo es que cuando lo sientes es cuando te va dejando.
Aparte de eso, existe otro amor mucho más importante que el amor de pareja y es el amor a la familia.
Empezando por uno mismo.
Y recuerda siempre... "mirate con mis ojos..."
Te quiero amigo mio

Unknown dijo...

Tienes más razon que un santo Nolan con lo de que el dia de cumpleaños es una autentica tocada de pelotas con las felicitaciones, la mayoria de las veces, gente que ni te importa que te felicite y que lo hace porque se lo recuerda el tuenti...¬¬

Por otra parte decirte que si nacieras en un mes mas calurosa te costaría más reunir a la gente.
PD: me mola la foto de parking jeje