Herida malva que no cicatriza.
Frío desgarrador bajo las sábanas.
Inusitada luz que encoleriza;
estéril iglesia sin sus sotanas.
Para las cicatrices calafate,
para la soledad unos tequilas.
Lágrimas ácidas en las mejillas;
caí en tus uñas como un botarate.
Almas errantes por entre la negrura.
Barcos hundidos en el olvido del mar;
tanto bien antes, ahora... ¡qué amargura!
Por mi boca otro jazmín ha de brotar.
Vienen más fuegos, otra quemadura.
Cada vez, hay menos ropa en mi ajuar.
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