domingo, 28 de febrero de 2010

Olvido infame


En El País Semanal de hoy, último domingo y día de febrero, cierra la edición, como de costumbre, el señor Javier Marías. El tema que trata su artículo viene titulado La breve vida de la posteridad y nos viene a decir lo fatuas que son las modas frikis (o incultas, aunque no aparece esta palabra en el texto) del consumismo cultural. Menciona que ya nadie, salvo algún rezagado, se dedica a leer El código Da vinci ni El niño con el pijama de rayas, que la Fundación Cela y sus obras han podido pasar casi al olvido y predice (con sumo acierto) que nadie recordará la trilogía de Stieg Larsson ni lo que era un Na´vi dentro de cinco años. También cita grandes clásicos de la música, del cine y de las letras; a los que el olvido ya está sepultando según él. Así, aparece William Faulkner; del que exclusivamente he leído Mientras agonizo y, aunque resultó una obra muy compleja y de la que todavía no he podido extraer su jugo, he de decir que me pareció de una narración prodigiosa por su sutileza; muy semejante al estilo narrativo del propio Marías (del que recomiendo, encarecidamente, Corazón tan blanco).
A decir verdad, este autor español de vitola de origen (como los buenas piezas de jamón), ya que su padre era el filósofo Julíán Marías y su tío es el icono cinematográfico Jesús Franco, no dice nada nuevo con este artículo.
Podía haber arremetido contra los Ebook (libros electrónicos), pero, muy a mi pesar, considero que esta tecnología puede ser el final de las imprentas y editoriales; aunque sólo sea por ahorrar papel. Por cierto, este autor también cuenta con editorial propia e infinitamente mejor que otras de mayor relumbrón al dedicarse a una producción más de arrabal.
Dicho esto, a lo mejor no saben quién es aun; pero si siguen los “celebrities” de Muchachada Nui, tal vez, recodarán al de Arturo Pérez Reverte. Bueno, pues el compañero que aparecía también con metralleta y camisa roja no era otra que la caricatura de Javíer Marías.
Los humoristas lo clavaron. Pérez Reverte era el prepotente y Marías el cauto. Uno será devorado por el olvido, el otro no.

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