viernes, 19 de febrero de 2010

Lo que Seven se dejó


Director: Tom Shankland.
Año: 2007.
Título original: WAZ.
Intérpretes: Stellan Skarsgard, Melissa George, Selma Blair, Ashley Walters, John Sharian.
País: Gran Bretaña.
Música: David Julyan.
Fotografía: Morten Soborg.

Que maravilla. Si estuviéramos en un combate de boxeo tendríamos que hablar de un croché con amago. Es decir, cuando el adversario desliza el hombro izquierdo hacía arriba, pero suelta el golpe con el derecho desde abajo. Esto es lo que consigue Waz. El argumento gira en torno a una pareja de policías de homicidios que investiga las muertes de unas víctimas que aparecen con mutilaciones y la palabra Waz (w-delta-z. La fórmula Price en la teoria del gen egoista) en distintas partes de su cuerpo. Todo recuerda a Saw, menos los rasgos que hacen de este largometraje una obra de culto dentro del subgénero policial.
El asesino coloca a la víctima en una compleja situación. O bien deciden morir ellos mismos o matar a la persona querida que les ha colocado a su lado. De ahí viene el cinismo de marcar a los fenecidos con el símbolo de la teoría del gen egoísta.
Rodada con una cámara amateur, como si de un documental o película porno se tratase, consigue un tono de realidad e impersonalidad apabullante. El reparto cumple. Sobre todo Stellan Skargarsgard en el papel de Eddie Argo; un policía que vive en los arrabales de la justicia y simula una mezcla idónea de derrota y de tesón. Melissa George hace de la fiel y astuta compañera Helen O´Mara. Una actriz que siempre pasa desapercibida menos para Woody Allen que le dió la batuta en Melinda y Melinda. Cierra el elenco Selma Blair, la novia de Hellboy, tan misteriosa como atractiva.
El guión es correcto dejando pequeñas migas conceptuales y perceptivas que culminan en un final desgarrador. La historia general conserva un aire quebrantado por las malas acciones de unos malhechores y un distrito policial corrupto que trafica con drogas; propio del cine noir (cine negro) más oscuro. También se ve ayudada por una atmósfera de intriga que reposa más en espacios cuando es noche que cuando día; sustentado todo ello en un manejo de los tempos excelente con una atrevida mesura por parte del director Tom Shankland.
Si le tuviéramos que buscar un pero, sería el hecho de que, bajo mi punto de vista, no tiene ninguno.
Buen cine de suspense mejor que su antecesora, Seven.
Para finalizar, mencionar ese logrado y acertado final rindiendo tributo al manido y facilón tema del amor.

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