sábado, 20 de febrero de 2010

Radionovela

El secreto de Amancio

Capítulo Primero

El secreto de Amancio cuenta la historia de una familia pobre dominicana que descubre que uno de sus familiares oculta un oscuro secreto.

1- Enrique: (observando el plato de concón mientras todos comen) Anoche tuve una pesadilla muy mala. A decir verdad, lo malo ha sido despertar de ella.
2- Amancio: ¿Qué soñaste hijo? Cuéntanos.
3- Enrique: Que era rico. Vivía en una casa con mucho terreno y me iba a comer unas uvas de mi extensa viña cuando desperté.
4- Amancio: ¡Eso es buenísima señal! Significa que alguien hoy o esta semana te va a dar algo de dinero.
5- Mamá Charo: Son tonterías, mejor hacer hueco en la mesa a Fabiano y Luzmilla que vienen a comer.
6- Enrique: (mirando a su madre escéptico) ¡Genial, no tenemos ni para nosotros y acoges a los vecinos! Tendrán que comer en la tapa de las ollas porque no quedan platos.
7- Amancio: (serio) No seas avaro. Más vale que no te hayan oido. Llévate a tus hermanas al cuarto.
8- Enrique: Mañana partiré a buscar trabajo. Ya no pasaremos hambre.
9- Fabiano: ¡Buenos días Charo! Gracias de nuevo por esto.
10- Mamá Charo: No hay de qué Fabiano. Donde comen cinco comen siete.
11- Amancio: (jovialmente) Que peinado tan bonito trajiste hoy Luz, qué te hiciste. A Mamá Charo se le alborota de estar erre que erre en la cocina.
12- Luzmilla: Apenas lo toqué hoy. Si acaso los rulos de por la mañana.
13- Fabiano: ¿Fuiste hoy a la peletería a trabajar? No te vi.
14 Amancio: (apenado) No que no fui. Ayer estuve catorce horas con las pieles y hoy mira, concón de nuevo, y mañana dios dirá.
15 Fabiano: No te apures. Me han redicho que eres de los más honrados y de los que más rápido curten la piel.
16 Amancio: (triste) Eso da igual. Enrique quiere marchar en busca de trabajo y no tiene ni money para la guagua.
17 Fabiano: Que buen chico tienes. A mi sólo me han salido muchachas que quieren irse a Hollywood.
18 Amancio: (pesadumbroso) Me acuerdo de Martina.
19 Fabiano: (prestando más atención) ¿de cuála?
20 Amancio: De la hija mayor que me mataron.
21 Fabiano: ¿te la mataron?
22 Amancio: Si, un diablo y su escopeta ¡Maldito!
23 Fabiano: Algo de eso leí. No te apures, mira que hogar tu tienes. Pequeño, pero con una familia que está contigo todos los días. Mis hijas se marcharon pronto de casa.
24 Mama Charo: ¡Paso paso que quemamos! Os venimos viendo pesadumbrosos desde la cocina.
25 Luzmilla: sonreíd un poco que pronto es Navidad.
26 Enrique: (con prisa) Marcho que he quedado con Claudio y Azucena. ¡Hasta luego a todos!
27 Todos: ¡Hasta luego!
28 Mama Charo: ¡Vas a sudar con la pana!
29 Enrique: (ya en la calle, con compromiso) ¿Llevabaís mucho esperando?
30 Azucena: (dulcemente) No, si es por ti.
31 Claudio: Íbamos a marchar ya tardón.
32 Enrique: Mis hermanas no me dejaban. Siempre quieren que juegue con ellas.
33 Azucena: Tenemos algo muy importante que decirte.
34 Enrique: Tus ojos no mienten. Parece serio.
35 Claudio: (bajando la voz) Es… sobre tu padre.
36 Enrique: Imagino que ya se sabe por aquí que ya no acude al trabajo porque no le quedan ni ganas. Pero el encargado sabe que es donoso.
37 Claudio: A decir verdad, es algo peor.
38 Azucena: Me lo ha contado mi madre cuando le dije, por fin, que el chico que arrojaba piedras contra la ventana para verme, eras tú.
39 Enrique: (con agravio) ¿Pero que es eso que guardáis?
40 Azucena: Verás… (Se interrumpe)
41 Amancio: Deberíais resguardaros del nubarrón.
42 Claudio: (con sobresalto) ¡Qué susto!
43 Amancio: Sólo falta ese trueno que parta el cielo para que las nubes, como cascarones rotos, empiecen a derramar agua. Nunca las había visto tan oscuras y verdes. Que silencio tan raro hay en el ambiente. Pronto tronará.
44 Enrique: ¿Marcharon ya Luzmilla y Fabiano?
45 Amancio: (serio) Apunto están. Salí porque desde la ventana parecía que hablabais de algo serio. Tu madre necesitará ayuda para limpiar la cocina. Tomad mi paraguas y refugiaos en aquella techumbre. No querréis correr la misma suerte que el afilador al que un rayo le dejó medio cuerpo inútil.
46 Claudio: Gracias.
47 Enrique: Mirad que atento. Apenas tiene fuerzas para andar y nos trae un paraguas.
Voy a juntar pesos para buscar trabajo. Si es necesario, pienso irme a la cooperativa y que luego me manden a otros países a aprender la labor.
48 Azucena: (triste) ¿Me vas a dejar aquí?
49 Enrique: Conseguiré money suficiente durante dos años para comprarnos una casa más grande para mi familia y para ti, Azucena.
50 Claudio: Eso es difícil.
51 Enrique: No creas. He hablado con compañeros que ya lo han hecho.
52 Azucena: Marcharemos juntos y así conseguiremos más bonanza. Ha llegado entonces la hora de que sepas la verdad.
53 Enrique: ¡Soltadla ambos de una maldita vez!
54 Claudio: Tu padre no es lo que parece.
55 Enrique: (algo impresionado) ¿Y qué es entonces? Es un hombre humilde que hace lo que puede por los suyos.
56 Azucena: ¿O eso es lo que os ha hecho creer a todos?
57 Enrique: (enojado) ¿Cómo te atreves a insinuar eso?
58 Claudio: Siempre me he sentido culpable por no habértelo contado antes. Tú, que amas a tu padre más de lo que se merece y por eso, tal vez, tus oídos no estén hechos para estas palabras todavía.
59 Enrique: ¿Pero de qué ustedes hablan?
60 Claudio: Anoche acudí a ella para contárselo todo y llegamos a la conclusión de que era la hora de que te enteraras antes de que marches a otro país como nos predijeron tus compañeros.
61 Azucena: Verás. Yo me enamoré del chico que admiraba a su padre pero sé que nunca serás como él. No os parecéis ni físicamente tan siquiera. Sois la luz frente a la oscuridad.
62 Enrique: ¡Más os vale que sea cierto lo que habléis!
63 Claudio: Hace un año iba dando un paseo por los arrabales en mi bicicleta cuando oí que alguien estaba discutiendo. Las voces procedían del interior de una casa lujosa. Me escondí tras unos arbustos por miedo a que la luna llena revelara mi presencia. Dentro, por la ventana, vi a tu padre discutir con Martina. De repente, su novio el niño de Melchor, el letrado, le apuntó con una escopeta. Los dos hombres se enzarzaron en una pelea y al final un disparo acabó con la vida de tu hermana Martina. Tu padre, lleno de cólera arrebató el rifle al pretendiente y le asestó otro tiro en el pecho.
64 Enrique: ¿Qué? ¿Mi padre mató a mi hermana?
65 Claudio: No, el dedo que estaba sobre el gatillo era el del novio mientras discutían. Fue el amor o el cariño lo que le empujó a acabar con él pero lo más tormentoso fue que tu padre limpiara las huellas y ocultara la verdad. Días más tarde los diarios publicaron que habían asaltado a Melchor para, posiblemente, llevarse todas sus ganancias, pero de eso ya no estoy seguro de quién asaltó la casa en días posteriores.
66 Enrique: (lleno de dolor) ¡Dios mio! ¡Eso es mentira!
67 Claudio: Lo vi con mis propios ojos, lo juro por ella.
68 Enrique: ¡Maldita sea!
69 Amancio: (En casa) Estos chicos. Se pasan más rato en la calle que en sus casas.
70 Mama Charo: Déjalos, son jóvenes.
71 Amancio: (bajando el tono) ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
72 Mama Charo: Nos veíamos a escondidas. Nuestro primer beso fue bajo el sauce llorón del pantano. ¡Qué tiempos!
73 Amancio: Pantano que acabaría comprando Melchor para construir su mansión hecha con el sudor de sus trabajadores explotados y de los que nunca supo ni el nombre. Las cosas han cambiado. El mundo ya no es mundo.
74 Mama Charo: (con ilusión) Vamos hombre, tampoco te pongas así.
75 Enrique: (entrando en casa) Las nubes se han disipado. Al final ni hubo rayo, relámpago, ni tormenta.
76 Amancio: No soy perfecto.
77 Enrique: (apunto de romper a llorar) Ni que lo digas.
78 Amancio: Charo, me dijeron Luzmilla y Fabiano que te iban a enseñar una planta nueva que tenían a ver si sabías cuála es, anda ve.
79 Mama Charo: ¡no!
80 Enrique: ¡Márchate mamá!
81 Amancio: Haz caso a tu hijo anda.
82 Enrique: Me han contado algo.
83 Amancio: Ya veo ya. Se te ve en la cara que tienes algo que no te deja casi ni respirar. Lo hice por vuestro bien. Para que no os tachasen como la familia del asesino. No pude contener el dolor y le pegué un tiro.
84 Enrique: (irónico) Y yo que venía a decirte que me había enterado que Correa puede ganar en Perú. Te escupiría fuego si pudiese.
85 Amancio: ¡Ni te imaginas el dolor que se siente cuando te arrebatan algo así!
86 Enrique: Ocultaste las pruebas.
87 Amancio: Y ya, ¿qué más da? Todo se ha ido al traste. Siempre he sabido de mi cobardía.
88 Enrique: Desde entonces cambiaste. Ya apenas nos hablas. Siempre estás inmerso en tu trabajo y ya ni tienes fuerzas para ir. Esta casa es mejor hogar cuando no estás. ¡Eso es lo que me duele! Que encima de cobarde te dedicaras a una hija muerta en vez de a la familia que sigue viva.
89 Amancio: Ya nada importa.
90 Enrique: ¡Eso ríndete, baja los brazos!
91 Amancio: No has entendido nada. ¿Por qué crees que no me muevo de este sofá deshilachado?
92 Enrique: Porque desde entonces deseas día y noche haber muerto el primero en aquella discusión.
93 Amancio: En parte tienes toda la razón; pero no sabéis lo que dejan entrever las grietas en el alma de los hombres.
94 Enrique: ¿De qué estás hablando?
95 Amancio: Me refiero a esas grietas de la pared del salón. Dentro de ellas hay algo que me sigue manteniendo vivo. A veces, en la puesta de sol me tumbo aquí y observo algún destello dorado. Pobre Melchor. Ni se imagina cuánto perdimos los dos aquella noche.
96 Enrique: ¡Ahora mismo voy a la policía!

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