viernes, 11 de junio de 2010

Actualidad deportiva


Hoy dará comienzo el Mundial de Sudáfrica con el partido inaugural de la selección anfitriona frente a México. En los días previos se ha dejado en evidencia los sistemas de seguridad mediante los robos a un periodista de Marca (siguen recreándose en sus noticias propias y endogámicas como en la disputa del número de lectores diarios) y el desvalijamiento de la selección de Grecia. Me temo que los serios percances no se van a quedar ahí y va a ver noticias de este tipo durante un buen trecho (y que todo quede en los hurtos).
En medio de esta polvareda la rumorología de los fichajes y su papel mojado ha intentado adornar las páginas de los periódicos. Di María al Madrid de la mano, posiblemente, del defensa Kolarov. Villa al Barça (¿se estrellarán los cuarenta millones de euros por un jugador que roza la treintena?). Soldado al Valencia; el único movimiento con pinta de ser una buena inversión. Lo que peor huele es la salida forzosa de Ballack y Joe Cole del Chelsea. Espero que no se vengan a Chamartín.
Entre tanta migaja informativa, Nadal vuelve con el pan bajo el brazo… Otro Gran Slam. Aunque es evidente que ha vuelto al nivel deseado y ha recuperado el número uno del ranking de la ATP, que nadie saque aún las sábanas por la terraza. La hierba le coge frío, ya que el año pasado no participó en Queens ni Wimbledon y todavía está por demostrar la respuesta que dará en la sintética del US OPEN. Tal es así, que le costó, más de lo previsto, derrotar al uzbeco Denis Istomin sobre el verde. Tengo confianza en que vencerá a Feliciano López en la ronda de cuartos, y de que el juego de Nadal siempre guarda la inercia de ir de menos a más, pero mucho trayecto le queda si quiere disputar las finales de los grandes torneos que le restan y alzarse con la victoria. Salvando las distancias de que la hierba es a Federer como a Nadal la tierra batida, siempre hay que añadir la presencia del ascendente Soderling o del incómodo e histriónico Djokovic, una vez eliminado ya en Queens.
Y en motociclismo Rossi se hace trizas la pierna y a Lorenzo le entronan por mostrar una camiseta con el nombre del maltrecho italiano. Oportunamente surgen raudas voces para declararle como héroe o promotor del compañerismo más vinculativo. Esta situación es semejante a la de Cristiano Ronaldo cuando mostró una camiseta de Madeira en la época donde asolaban las riadas en Portugal. En el primer suceso sería loable, y con ello bastaría, ir al hospital para ver al herido. En el segundo sería digno de admiración realizar una cuantiosa donación para reparar los daños de la ciudad natal. Las acciones, de no ser esas, van, claramente, pensadas por y para la galería.
Por último, cabe la posibilidad histórica de que un español gane el segundo anillo en la NBA con el clásico Lakers-Celtics. Ante mi escueto bagaje baloncestístico no me atrevo a pronosticar nada. De momento está siendo entretenida con el empate a dos.

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