lunes, 7 de junio de 2010

Los hermanos Lumiére


La intención primaria de estos dos hermanos era la de añadir movimiento a las escenas fotográficas. Se distinguen dos tipos de realidades temporales en la propia filmación: implícita; cuando se muestra un presente eterno y explícita; cuando se intenta reflejar todo lo ocurrido en tiempo real (un simple estornudo). Los montadores de hoy en día, tienen el mismo problema que los de antes: contar un tema escogiendo los ángulos adecuados para que refuercen la historia. Se crearon secuencias para tener un mayor juego de trabajo con la duración y la realidad temporal. Estas primeras filmaciones pretenden, en parte, enaltecer la acción con el guión adecuado y el lenguaje cinematográfico. Dentro de esa perfección de la acción, dejan entrever al espectador, que en el transcurso de la historia que se cuenta hay un antes y un después; es decir, que no sea un hecho aislado, sino que tenga un trasfondo hilvanado con la acción que se está exhibiendo en pantalla. Pretenden enseñar el todo, pero mostrando solo una parte de ese conjunto global, que se debe formar en el interior de cada espectador (a través de la elipsis cinematográfica).
El cinematógrafo, trasmitía los papeles de las clases sociales aceptadas por entonces; sin innovar en las distintas personalidades de la gente corriente que había en la calle. Captaban papeles ya generalizados y perfectamente reconocidos por un público asiduo, en vez de introducir unos matices específicos en las personalidades de esos papeles globalizados (no iban más allá del “bueno”, el “malo”, el “cocinero”, la “dama”, etc.).
Los operadores de los Lumiére utilizan el plano panorámico para describir los lugares con más precisión, que con una simple toma. Aquel plano, fue considerado como el primer movimiento de cámara. También apostaron por detallar más los lugares y ciudades donde se producía la filmación. A parte del propio movimiento que les facilitaba la propia cámara, añadieron las filmaciones sobre plataformas que a su vez también se desplazaban (barcos y trenes). Solían rodar una escena, desde distintos puntos de vista, ya que ese hecho hace variar la interpretación en sí misma. Se encargaron de atribuir un sentido temporal y espacial, a unas tomas que por si solas apenas decían o eran capaces de transmitir algo. En eso se basa hoy en día la narración visual.
El texto de los operadores de los hermanos Lumiére, muestra como de unas simples tomas, se pretende narrar una historia con un sentido común. Ésto, como vengo escribiendo con anterioridad, tiene una relación directa con los instrumentos que facilitaron la aparición del cine como tal. Se cogieron como base los fotogramas, derivados de la fotografía; campo que era dominado por Kodak. Otros artilugios y tecnologías ayudaron a la creación de lo que hoy llamamos cine (como la linterna mágica o el daguerrotipo. No olvidemos que el cine, como tal, proviene de una imagen fotografiada y de la persistencia retiniana). Este texto, enlaza con otros precursores que intentaron poner movimiento a sus imágenes. Como Edison, que influyó en los Lumiére en la creación del domitor. Otros inventos similares, fueron el teatrógrafo y el Bioscopo, de los hermanos Skladanowsky; sin dejar al margen creaciones como la proyección en 360 Cº llamada circarama o el cine oloroso u odorama. Los dos últimos casos fueron un rotundo fracaso. En el texto se aprecia esa capacidad de superación, que acabó llevando a la creación del cinematógrafo; el cual consigue fusionar las principales cualidades de la filmación (fotografiador, proyector, ampliadora y tomavistas). Habría que mencionar la relación de la elipsis cinematográfica que se hace en EE.UU. ya que tiene mucho que ver con la de los operadores de los Lumiére, puesto que la interpretación de la elipsis, por parte del público, tal vez fuera la misma. Dos películas El bombero americano y El gran robo al tren introducen el concepto de elipsis que produjo en el público un desconcierto, que les hacia perder el hilo de la historia.
La opinión que tengo sobre el tema radica en el reconocimiento a todo lo que innovaron los operadores y lo propios Lumiére en la historia del cine. Desde un primer momento vieron la oportunidad de hacer negocio con las proyecciones; idea que se refuerza con el sistema de franquicias que pusieron en marcha para potenciar sus productos en Europa. Siempre pensé en las sensaciones que tuvieron que experimentar los primeros espectadores de sus proyecciones; pero soy escéptico con aquellos que sostuvieron que los espectadores gritaron al ver un tren en movimiento en una pantalla. Considero también el hecho de que los Lumiére se decantaran por un público burgués, como un error fundamental. Ya que ese público ya tenía un lugar social de reunión específico, como eran las óperas, los teatros, las fiestas, etc.. Espacios ya muy definidos como representantes de la clase alta. En cambio, un nuevo sistema, que se estaba aún configurando y que apenas se consideraba arte y donde el glamour no llegó hasta que Gaumont lo elevó a la categoría de arte individual por todo lo alto, deja las puertas abiertas para que sean las clases más bajas quien se interesen por este nuevo descubrimiento y Edison se percata muy bien de ello. Estoy a favor de que todo varíe según el punto de vista con que se filme. Pongo el ejemplo de una película (bastante mala por cierto) del año 2000, llamada Campo de Batalla: La tierra protagonizada por John Travolta. En la cual, hay muchas escenas de plano aberrante (es decir, cuando el eje de la cámara no está paralelo al suelo, sino que está desviado a conciencia 30 o 45 Cº). Produciendo una sensación de vértigo constante y de tensión. Estas reacciones quiero pensar que fueron producidas por la falta de costumbre de este tipo de ángulo en las escenas y no por las razones que algunos críticos vieron suficientes como para darla el premio Razzie a la peor película del año.
Por si fuera poco, el 3D abre un amplio repertorio de tomas y secuencias a la que nos tenemos que acostumbrar. Sospecho que el perfeccionamiento técnico va más a raíz de la lucha contra la piratería y la crisis, que a favor de mejorar la calidad del producto.

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