miércoles, 16 de junio de 2010

Primer y último resbalón


Otra vez sale nones. Menudo trasquilón. Está por ver si no se lleva toda la melena. El equipo adversario ha tirado un tabletazo de chocolate al conjunto español y la esquina ha atizado en el frontispicio. Que si penalti no pitado a Silva, que si cura de humildad, que si ocho remates nacionales entre los palos frente a dos de los helvéticos… seamos claros, Suiza nos ha mandado ya para casa, antes de que España echara a cabalgar. Perder el primer partido en un Mundial es jugar a la ruleta rusa con la recamara a medio completar. Perdonen tan extrema comparación, pero huelga decir que la vida sin Sudáfrica continuará.
Si no se creen mis cálculos hagan las siguientes cuentas de cabeza: España gana a Honduras y Chile a Suiza el próximo lunes y en la última jornada España ganará a Chile y Suiza a Honduras… Ale. Adiós a La Roja. Y esto tirando a lo alto, que lo mismo al combinado peninsular le da por dejarse otros puntos en el camino.
Bien es cierto que se ha jugado enteramente con su fútbol y estilo, pero también es para dar un tirón de orejas al equipo favorito por lanzar, casi siempre, desde fuera del área logrando ensayos en vez de goles.
Los suizos, no obstante, han demostrado que los encuentros no se ganan por la posesión ni por dar taconazos. Nos han pintado el gesto y encima, para más órdago, nos han tatuado su cruz blanca en la frente para lo que resta de competición. Con un juego demasiado a la alemana (delantero tanque arriba Derdiyok, que encima ha sido desequilibrante y ha podido hacer otro tanto y una defensa de nueve o diez jugadores en su propia área), subrayado por un gran partido de Nkufo, que ya tiene algo que contarle a sus nietos y la verticalidad de Fernandes en su gol, el conjunto dirigido por Omar Hetfield ha recordado, en algunos momentos del partido, a su Bayern de pasarela. Eso sí con mucha menor calidad y renombre, pero con la suerte necesaria que se requiere para un evento deportivo de esta guisa.
Viendo los aspectos positivos del choque cabe sostener que, al menos, este tropiezo de la selección española dará suficiente como para que la prensa mundial deje en paz a Green, el portero que la pifió también en el primer partido de los Pross y al que la prensa anglosajona parece estar muy interesada en convertirlo en el próximo Robert Enke (y eso que al menos empataron).
Hay que perdonar el exceso de confianza en la contraportada de hoy de Roberto Palomar en Marca y agradecer la objetividad de Javier Clemente en su artículo Demasiado Xavi y poca Suiza, aunque finalmente haya sido a la inversa. Habrá que leer lo que escribe Di Estéfano al respecto.
¿Por qué los medios electrónicos, sean del grupo que sean, siguen vendiendo la derrota como un mero tropiezo?
Para finalizar aclarar que el tema este de las vuvuzuelas puede ser tan ficticio y artificial como los sonidos de ambiente que transmiten las televisiones o las radios en nuestra Liga o campeonatos europeos. Es inconcebible que haya pulmones en el sur de África capaces de producir un sonido tan sostenido como prolongado durante la hora y media que dura cualquier partido (ya que soplan también cuando los equipos no han saltado aún al terreno de juego). Basta con ir a un estadio para comprobar el inaudito mutismo que se percibe.

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