miércoles, 2 de junio de 2010

La mecha oportuna


Algún hecho milagroso o inusual reactivó y llenó de aire los pulmones que oxigenaban las ideas en el cerebro unánime de Depeche Mode. Durante nueve años, más o menos (periodo que transcurre desde el primer disco llamado Speak and Spell, hasta su magnífico Violator), este grupo inglés se dedicó a componer los temas sin mucho que transmitir. Bien es cierto que dentro de ese temario más propio como telón de fondo en un largometraje de serie Z, que de otra cosa, hay ciertos vestigios o presagios en las sintonías bastante esclarecedores. Pero nada más de ahí. De no ser por Violator, Depeche Mode no hubiera marcado ni la pauta ni la diferencia con Yazoo o Recoil. Ya saben que todo grupo de renombre cuenta con un serio competidor. Tal es el caso de Oasis y Blur; en el que, miren ustedes por donde, ha acabado ganando en menor medida Blur ya que uno de sus componentes se disgregó para formar Gorillaz. Y de Oasis… quién sabe qué.
Pues sí. El disco nombrado en el párrafo anterior es el característico, el punto de inflexión, la obra cum laude. Los Rolling Stone tuvieron su Exile on Main Street, Metallica su Black Album y U2 su Joshua Tree (por qué pondrán las dos palabras del título en mayúscula... supongo que es una influencia literaria).
Los seis primeros trabajos que le preceden están grabados con, a penas, un año de maduración y estudio. Tal vez, sea demasiado poco margen para dar un buen pelotazo a la industria. Tanto es así, que tras el periodo de “descanso” más amplio de la banda, tres años, surge Violator. Lo demás ya es historia. Memoria viva de la fonoteca.
A veces, hay casos en los que un artista se bloquea y ante la disparidad de caminos se siente perdido y amplificador de unos temas y estilo agotados e inservibles. En estas tesituras se encontraba Lenny Kravitz tras lanzar su Five (aunque luego grabara Lenny). Por eso decidió ir a consultar al productor Emilio Estefan, marido de Gloria Estefan, que le cedió sus propios estudios de grabación y le daría algún que otro retoque. De ahí nació Baptism. Un disco similar a los anteriores y algo peor. Y es que, en algunas ocasiones el acudir a un mesías no te garantiza el éxito ni la revolución.
Para concluir con Depeche Mode. También es meritorio el hecho de que prometedores realizadores se prestaran a dirigir sus videoclips como el director Anton Corbjin con Enjoy the Silence (tema incluido en su disco cumbre del que os hablo).
Por cierto, para algunos seguidores la mejor canción de los ingleses es Personal Jesus. Imagino su conocimiento general en que no es propia y que la mejor versión de ese tema es la de Johnny Cash. A Dave Gahan y los suyos se les podría ocurrir dar un concierto en Meco con la letra de Enjoy the silence como bandera. Huelga decir que en España no se está a favor de tales eventos lúdicos.

No hay comentarios: