domingo, 23 de mayo de 2010

El robo

Es de noche. Paso al quiosco que hay en mi pueblo. En el sueño está ampliado y es casi una tienda de souvenirs. Veo, claramente, la estructura metálica dorada del comercio. La dependienta me da mal el cambio. Diariamente, está su marido. Un hombre demasiado domeñable sometido a la presión de la mujer que, ahora, en territorios de Morfeo, se estaba quedando con mi dinero tozudamente. Comienza a excusarse pero sigue en sus trece. Eso me irrita, aunque me da la sensación de estar alterado por alguna otra escena anterior mientras dormía y que no acierto a recordar. Probablemente, y con total seguridad, el espacio del sueño, como son las calles del pueblo y el quiosco, esté estrechamente vinculado al nuevo recorrido por el que paso mientras hago carrera continua.
Enojado y en un arrebato decido llevarme dos peluches como venganza. Los cuales son pequeños pájaros de plumaje rojo y el típico pico anaranjado. Al llegar a casa no me siento culpable y los escondo en el garaje. Aun así decido comentárselo a mi madre, que no recuerdo la opinión sobre dicho asunto. El hecho de que los peluches sean de ese modo y no de otro, puede estar relacionado a la gallina y a la oca que viven sueltas en la parcela. El color rojo puede significar contrariedad; como si el hecho de cogerlos fuera en contra mía.
De pronto llega la Policía a casa (primero un Civil y luego un Local. Justo al revés de por aquellos entonces). En los sueños uno puede adelantarse a los acontecimientos y saber qué va a suceder. Por eso sé que han acudido porque saben de mi robo. Les explico lo sucedido alegando que por hurtar uno o dos no deberían hacerme nada y al registrar el garaje encuentran en vez de dos, ocho peluches. Mi disgusto es soberbio y le recrimino a mi madre, la única persona que estaba al corriente, que ha sido ella la que los ha colocado ahí para que me arresten.
Este acontecimiento se debe a un grave percance que tuvimos hace tiempo, bastante desagradable y que, por lo visto, el subconsciente aún lo recuerda con dolor (no hubo culpables aquella vez). El significado general se me escapa. La conciencia está indicando algo. Intentar bucear en ese mar…
Hay una pieza que baila en el puzle. Como no he vuelto a recrear inconscientemente algo referente a ello significa que se ha mitigado; al menos por el momento. Tampoco es necesario analizar cada evocación que nos acometa durante el REM (fase del sueño en la que se producen las imágenes más intensas).
Al despertar estoy molesto, pero con nadie en particular. Los días en los que no se está fino puede que comiencen a cuajarse desde los sueños de la noche anterior.

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