lunes, 10 de mayo de 2010

Hacer por hacer


Año: 1999.
País: Reino Unido.
Director: John Stephenson.
Intérpretes: Pete Postletwaite, Iam Holm...
Guión: Alan James/Martin Burke.
Título: Rebelión en la granja.

El largometraje es de 1999 producido y filmado en Gran Bretaña. El actor principal es Pete Postletwaite. Actor que ya trabajó en una película de tintes políticos irlandeses con En el nombre del padre (donde interpretaba a Giuseppe, el padre de Daniel Day-Lewis).
Entre su filmografía destacan títulos como Los duelistas, Sospechosos habituales y, últimamente, se ha dejado ver en producciones fantásticas sin relumbrón como Solomon Kane o Furia de Titanes. Buen actor que ha sabido sacar partido a su rostro poco agraciado (hubiera encajado bien en la nueva versión de Freddy).
Por otro lado, es Iam Holm el encargado de prestar su voz al cerdo Viejo mayor. La acertada elección de este profesional para doblar al verraco, que es el que introduce la revolución de los animales en la granja y los respectivos ideales del comunismo o animalismo como se refieren en el largometraje, muestra la importancia vital del habla en toda la función.
Los estados totalitarios han utilizado las películas como soporte para expandir sus ideales nocivos. Lo hizo Franco con Raza y el documental Franco, ese hombre (que escogió a un intérprete joven, moreno, guapo y alto que se hiciera pasar por él. Un poco como Hitler que nadie le echó en cara sus carencias arias... me estoy refiriendo a personajes de la talla de Churchill) y hace unos años Oliver Stone realizó Comandante una especie de entrevista editada para conocer la personalidad de Fidel Castro (supongo que a alguien le interesará). Del lado comunista tenemos claras influencias en Octubre, Rojos o El acorazado Potemkin.
Regresando al metraje. El director es John Stephenson. Un autor bastante desconocido que en 2004 dirigió Cinco chicos y esto, que no he visto. Tan desaparecido que el buscador lo confunde con John Stevenson, qué misterio. En cualquier caso, Stephenson no cumple su labor y salpica a Rebelión en la granja con una acción y unas secuencias más propias de un telefilm de quinta fila (aquí se aprecia el peso de que la distribuidora Hallmark Entertainment tenga mayor presencia en productos televisivos), que de una adaptación decente merecedora de una recreación más acorde con una obra literaria tan trascendental como la de George Orwell; necesitada de más garra audiovisual. Considero que no era procedente realizar una puesta en escena real de la novela, cuando los dibujos ya eran suficientes para transmitir con creces la idea de la parábola. De todos modos, los efectos visuales en los labios de cada animal están mejor conseguidos que en Doctor Dolittle rodada con un presupuesto más holgado.
Destacan algunas escenas colindantes con el género de terror y la ineficacia de los humanos que sólo entienden lo que hablan los animales cuando ya es demasiado tarde. Puede que esa sea la mejor comparación; al igual que la de la zanahoria y el burro condenado a intentar conseguirla desconociendo que la longitud del palo siempre lo impedirá.

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