martes, 6 de julio de 2010

Bebe y su bebé

Se puede leer en El Mundo de hoy, martes 7 de julio, que Bebe comienza con la gira del disco que sacó al mercado el año pasado llamado Y. (Y punto). En la entrevista da a entender que le agobió el éxito del anterior trabajo Pafuera Telarañas. No sé hasta qué punto el éxito puede resultar molesto, ya que dicha fama fue buscada por su mánager o por quien estuviera dirigiendo a la marioneta por el camino óptimo.
Recuerdo que hubo un sencillo en 2004 que los programas musicales quemaron hasta la savia en las radios. De aquellas nubes le vino luego aquel chubasco. Por eso hay que ser cauto con lo que se desea.
María Nieves Rebolledo Vila, Bebe, también ha tenido tiempo de dedicarse a otras prioridades; entre las que se encuentra ser madre. Afirma saber mantener las posiciones conforme a la industria musical, pero suena a confesión de matón reincidente a chanza de payaso de circo; porque si tan independiente es ¿por qué se ha echado el petate a la espalda con una criatura que mantener recién llegada? Difícil acertar con el porqué.
Pues va a ser aquí también donde se note la extrema diferencia de sexos una vez se ha pasado por el embarazo. El padre, tras disfrutar de su periodo concedido por la empresa, retoma su papel como si nada. A la madre le lleva más tiempo por el vínculo alimenticio y demás responsabilidades. De ahí que cuando se reintegran a sus rutinas tan rápidamente pueda parecer extraño. No la culpo a ella, pero sería factible que el sello discográfico le estuviera haciendo un férreo marcaje instigador ante sus principios anárquicos. A saber el acicate o el estajanovismo que cualquiera de las dos partes han puesto en práctica.
En lo referente a Y. comentar que aunque no está mal, y posee unas letras con más garra enfatizadas con su estilo mordaz y franco, sorprende que en esos cinco años no haya variado mucho de sus comienzos. Por qué retocar algo cuando funciona. Además, el estilo francés de arrabal creo que conserva aún un gran margen de explotación. Algo que Beatriz Luengo reprodujo en 2008 con el tema principal de Carrousel.
En la entrevista a la extremeña hablan del morbo que ha generado su embarazo. En cuanto a eso, meter tecla entre esas líneas sería nadar sin norte, pero no viene de menos recordar que una de las herramientas que ella utiliza en lo que canta y en cómo se mueve durante los videoclips es la seducción. La longitud entre lo uno y lo otro mide muy poco. Y si no, juzguen la frase con la que apareció, hace unos años, en la revista 40 Principales en la que se leía: “Fóllame hasta el corazón”.
A no ser que se refiera a que ha mantenido en secreto la identidad del padre. Hecho, por cierto, que importará a la audiencia rosa pero no al melómano.
Al menos es de aúpa la ausencia de algún resquicio de nepotismo en la cantante. Algo ya tan inaudito como seña de identidad.

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