miércoles, 21 de abril de 2010

¿De aquí a la vicaria?


Harto de leer las memeces pastelosas en el blog de una chica que conozco, he decidido comentar la situación amorosa genérica actual. No se crean que esté en posición de criticar tal abstracción sensorial, cuando no soy un ejemplo a seguir en los temas así. De sobra es sabida mi tentación por probarme las camisas de once varas.
La vaina trae su enjundia. Para empezar a hablar de algo tan peculiar como el amor hay que haberlo recibido antes paternal y maternalmente. Aun así, los tiempos han cambiado. Con el amor infundido e insuflado desde nuestros progenitores, estamos reconfigurando la sociedad hacia otros intereses. Antes uno iría al servicio militar con unas ganas bárbaras de concluir, casarse, tener el piso y un par de pequeñajos arañándote el parqué. Ahora no. Tu piso es el coche porque independizarte es un cuento de hadas a la altura de los más afortunados o adinerados. Lo de casarse queda tan bonito en la telenovela que no hay motivo para ponerlo en práctica y lo de vivir en pareja…
En 2009, a pesar de la crisis económica, se registraron una media de 357 rupturas diarias aunque se redujo en un 7,24% la media. En 2008 el Consejo General del Poder Judicial contabilizó 96.500 separaciones. Estos datos no muestran las desavenencias en las parejas que no llegan ni a la puerta del juzgado o al portón de la iglesia. El dato más alarmante recogido por el INE (Instituto Nacional de Estadística) registra que, gracias a la ley que se aprobó para que pudiera haber divorcio sin separación previa, el incremento de anulaciones matrimoniales aumentó hasta un 74,3% en 2006. Sé el porqué de esas rupturas (infidelidades, disputas, malos tratos, cada vez aguantamos menos, la vida en pareja ya no parece tan vital…). Cuando alguien pregunta los motivos por los que una pareja sigue en pie… puede que muy en el fondo sopese responder por el amor.
El siglo veintiuno tendrá dos variantes, pero puede que una se extienda más que la otra. Por un lado estarán las parejas estables y por otro la soledad. Cuando hablo de soledad estoy definiendo a los solteros, que pueden tener relaciones esporádicas o estables durante un determinado periodo de tiempo, pero a los que a la larga tienden a vivir solitariamente. Son las personas que cuestionan la idea romántica de que si tu pareja se arroja por un acantilado, debes ir detrás. Han aprendido que lo más importante que tienen es el vivir por y para ellos mismos. Es consecuencia directa que según ha ido fracasando la convivencia ha ido en crescendo el egoísmo.
De todos modos, me consta que los dos polos están muy igualados. Los hay que no pueden vivir solos y los que no pueden vivir con alguien. Sea como fuere, si tienen a alguien en quien pensar y así lo merezca, hagan el favor de no extraviarlo.

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