sábado, 3 de abril de 2010

Fantasmas de Goya


Hace bien poco aparecía en la prensa gratuita un pequeño artículo sobre la influencia de Goya en otros artistas posteriores. Estamos ante uno de los rasgos que hace de alguien un clásico, por encima de que su obra siga transmitiendo y de que sea muy actual para aquella época. Esta característica no es otra que la de ser un modelo a seguir. Vamos, lo que les convierte en sobrehumanos, porque ni el tiempo llega a sepultar a esos protagonistas históricos. Francisco de Goya, uno de los tres maestros junto a Pablo Picasso y Diego Velázquez, se expondrá en el Palazzo Reale de Milán hasta el próximo 27 de junio de 2010 bajo el nombre de Goya y el mundo moderno. De las casi doscientas piezas que se exhiben también son de Paul Klee, Joan Miró, Francis Bacon o Jackson Pollock, entre otros. La flor y nata en el ámbito; presten atención pues.
Los rasgos que ha transmitido el de Aragón son la subjetividad (que bajo ella debe haber un exhaustivo análisis de la realidad objetiva), la irracionalidad (un caldo de cultivo idóneo para la creación artística a través de las manos de Bacon o Picasso) importancia de la sexualidad y del cuerpo, más la presencia del terror, violencia y miedo. Es decir, creación artística en estado puro.
Cuando un genio se inspira en otro, ¿en qué convierte al primero?
Ojo avizor a la inclusión en el artículo de Valeriano Bozal y Concepción Lomba, los comisarios de la muestra, ya que, junto a los galeristas de tales eventos, suelen ser los que verdaderamente mueven los hilos del arte. Gracias a ellos las piezas se llenan de vida, euros y dólares. Son los encargados de ello.
De todas las pinturas que aparecen en las imágenes, la más impactante es Hombre rojo con bigote de W. Kooning. Es una obra fauvista con rasgos del expresionismo. El manejo de los colores es prodigioso. Detalle que se percibe en el color rojo que define el cuerpo del hombre, en clara señal que denota hostilidad contraponiéndose al verde y a los tonos más ocres; pertenecientes al paisaje o fondo. Sólo hay un plano, carece de punto de fuga. El color amarillo define el contorno de la silueta humana. Lo más atractivo es el bigote que es de un rojo más oscuro y parece que le brota de las fosas nasales (la sangre de la vena es más oscura que la de la arteria).
¿Por qué no puede hacer eso cualquiera? Pues porque nada está al azar. Ni faltan elementos en la composición ni sobran. Es perfecta. Redonda. Única.
Y lo mismo digo del resto de cuadros que habrá en Goya y el mundo moderno. Un diamante lúdico. Qué pena que sea tan lejos.

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