miércoles, 14 de abril de 2010

Un tropiezo


Se nos ha revuelto el toro y eso que parecía que ya besaba la arena. El Tribunal Supremo (concrétamente la Sala Dos) está procesando al juez Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo a favor de la memoria histórica. Este hecho se antoja un disparate, una chiquillada, una memez, una acción del leguleyo más estúpido y en cierne. Acusar a un emblema judicial tan digno y democrático como Garzón es tirar piedras contra nuestro propio hogar. En cuestión de semanas este, hasta la fecha, neutral Tribunal ha hecho méritos propios para crear un estado de alarma ético y moral. Ya sólo queda que se decrete esa circunstancia. Es un paso atrás; tanto, que ya veremos por dónde acaba. Suena a disparo de Magnum una acusación tan débil como la que está de actualidad. No cabe en el sentido común que ahora alguien pida cuentas a un personaje carismático, judicial y político como este juez que hizo de punta de flecha en un proceso histórico tan vital en nuestro país como la Transición.
Todo este tejemaneje titiritero es tan rocambolesco como hallar gazpacho en un análisis de sangre.
Parece ser que vale de poco haber metido mano a los terroristas de ETA, al mismísimo Pinochet y a otros muchos innombrables. Aquí, en España, de la gloria al paredón (maldito paredón) se va en centésimas de segundo.
Se leía hoy en El País que este caso se está publicando en multitud de editoriales extranjeras. Países vecinos tan sorprendidos como nosotros. Por salir, ya ha aparecido hasta en el New York Times. Y coinciden en la opinión sobre la acusación tanto El Mundo como El País.
No es para menos. De pronto el procedimiento del Tribunal Supremo está siendo tan misterioso como incongruente (están manipulando la delicada linea de los derechos fundamentales del Artículo 20 que así se regulan en la Constitución de 1978; nada menos) al contactar con los medios de comunicación extranjeros para explicarles lo sucedido, dejando al margen a los medios peninsulares; ¿Por qué? ¿Para qué? Son preguntas que pocos sabrían contestar.
Los sindicatos ya se están movilizando como les corresponde y más de mil personas ya lo han definido como de “vergüenza histórica” en un acto que tuvo lugar en una universidad pública de Madrid al que asistió Pasqual Maragall (achacado de Alzheimer acude a un acto de memoria histórica. Algo tan literario como honrado).
Por otro lado, representantes del gremio de actores como Pedro Almodóvar o Pilar Bardem se encerrarán en un aula de la Universidad Complutense en la capital española para defender la discrepancia con el procesamiento de Baltasar Garzón.
Por ultimo, destacar que este percance público corrobora dos hechos. El primero es que treinta años de democracia son poquísimos y la derecha radical no está tan apagada como parecía en la sociedad y lo segundo es que de cara a la opinión pública es tan grave que, aunque no se haya pretendido quizás, puede hacer de cortina de humo ante la crisis de desempleo. Habrá que esperar a que, al menos, el Tribunal Constitucional aplique rigor al asunto.
No se recuerda nada tan sonrojante desde el 23-F.

1 comentario:

Rafael del Barco Carreras dijo...

PASCUAL MARAGALL EN EL ACTO PRO BALTASAR GARZÓN

Rafael del Barco Carreras

Los de siempre... entra en el Ayuntamiento apadrinado por el alcalde franquista José María de Porcioles y Colomer, se "asocia" con Narcía Serra, apadrinado en la Diputación por Juan Antonio Samaranch Torelló, ambos Porcioles y Samaranch apadrinados, de la cuerda, y a las órdenes de Ramón Serrano Suñer, FRANCO.

Quizá tanto contento con BALTASAR GARZÓN provenga de no haber incluido en el CASO PRETORIA a la inmobiliaria PROCAM de la CAIXA DE CATALUÑA, o sea, NARCÍS SERRA, por haber pagado 1.500.000 de EUROS por "comisiones" al "cerebro" recién salido de la cárcel "EL BIGOTIS".