domingo, 11 de abril de 2010

Es cosa de dos

Las relaciones son un mundo aparte. Es un terreno donde si no se tienen las ideas claras se acaba pagando, como en otros aspectos de la vida; sólo que aquí si uno es honesto, te dejen o dejes, se puede llegar sufrir. Menos mal que una ruptura no es una hecatombe. Comenzaré con mi caso para poder criticar otros, de este modo mi criterio será algo más objetivo. ¿A qué tenemos que renunciar para ser felices? A nada. Uno tiene que ser tal y como lo concibieron, aunque debe ser hábil para ir lijando las asperezas más importantes. En el caso que queramos reconducir el caudal con un ligero meandro, será por nuestro amor propio, no porque alguien lo deseé.
En el amor (si se tiene) es vital conservar la mesura. Esto es equivalente a mantener la tranquilidad cuando te estás desangrando y dependes de un torniquete. Hay veces que te invade la calma y otras el desasosiego. Con ello me estoy refiriendo a no sobredimensionar tanto lo bueno como lo malo de la otra persona. En teoría es fácil no endiosar ni ridiculizar al otro equilibrio, pero a veces... del amor al odio dicen que hay un paso.
Su propio nombre indica que pareja es un vínculo entre dos personas. Deberíamos ser la mitad de eso, el dilema llega cuando uno de los dos se cree en posesión del 55% frente al 45%. Es de sobra conocido que los que aspiran a lo primero, en realidad pretenden obtener un 95%, en ese caso el otro miembro ya no tiene nada que hacer. Debería haber echado un órdago con anterioridad, a estas alturas ya...
Las decisiones y proyectos deben ser puestos en marcha por ambas partes. Este hecho, consagrado por la ambivalencia de dos partes, no se mide con regla, ni escuadra o cartabón, pero uno sabe cuando se ha quedado solo tirando de la cuerda. El procedimiento sería el de potenciar y expandir la libertad del otro y que este hecho sea recíproco y sin trabas. En un segundo plano, debe estar la honestidad, el respeto y las ganas de que se siga adelante.
Cuidado con los que abarrotan de bienes y concesiones al otro con el único fin de que sean devueltos. Lo idóneo es enfatizar los deseos de quien se tenga al lado sin mirar nada más. Dicho lo cual, tal vez, esté idealizando la condición humana, pero seria lo más conveniente, convincente y apropiado. Doy por supuesto que es en los peores momentos cuando tu compañero debe dejarte el hombro y la calidad de su mano o, sencillamente, estar ahí. Los que huyen en estas circunstancias estarán haciendo muchas cosas, pero no practicando un hacer en conjunto.
La envidia y los celos siempre estarán en lo más hondo de nuestra oscuridad pero debemos saber lo que aguanta el motor y saber que si el coche no está listo para conducir por valles, mejor no se metan. Hay casos donde se intenta disimular los defectos del vehículo y resaltar las virtudes, pero tu equilibrio al ser tal se acaba convirtiendo en un experto mecánico y es en ese momento donde debe de entrar en juego la mesura.
Al conocer los defectos es cuando más cuidado se debe tener si se quiere a la otra persona. Y así, hemos llegado a lo que, en la mayoría de las ocasiones, derrumba la relación.
Resulta complejo cuando es cosa de dos, así que cuando hay terceros y cuartos ya... No digo nada nuevo.

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