viernes, 23 de abril de 2010

El Atleti hace los deberes


Anoche en el Vicente Calderón el Liverpool era una caricatura de lo que una vez fue. Una pantomima de equipo, que parecía haber venido a jugar a las chapas en vez de unas semifinales de la Liga Europea (aunque en el otro partido entre Fulham y Hamburgo faltó que se fueran de fiesta al concluir el encuentro). Tan desdibujado estaba el conjunto inglés, que a las primeras de cambio el Atleti le hizo pupa con un gol de Forlán. Tanto, por cierto, inverosímil donde los haya en el que el fallo del delantero uruguayo, propició un bote tan afable e inaudito (puede que golpeara la bola con la nariz), que dio tiempo, más que de sobra, a volver a rematar el balón; esta vez a las mallas. Y ahí se apagó definitivamente la idea de victoria para el club dirigido por el madrileño Rafa Benítez.
La prensa anglosajona achacará el tropiezo a la falta de Torres, pero con Gerrard, un capitán con todas las de la ley, tampoco se generó mucho peligro, por no decir ninguno.
Queda la vuelta en Anfield y aunque la prensa madrileña de por bueno el 1-0, que lo es, no hay que fiarse de este equipo que ya nos la hizo en 2001 en aquella final de la UEFA cuando endosó un 5-4 al Alavés, en una de las finales más hermosas y emocionantes que se recuerdan o sacando los colores a un gris Real Madrid en la Liga de Campeones el curso anterior, por ser más actuales.
Aunque por muy angosto que se haga ese estadio, al menos ya estará el Kun y es que llevar al argentino junto con el rubio uruguayo vale más que un Potosí.
Sé que no tiene nada que ver, pero para mí la imagen del día es la de Rafael Nadal, junto a otros deportistas olímpicos, trasportando la tumba de Juan Antonio Samaranch. Menudo empaque el de Manacor. Se me ha venido a la calamorra la escena del rostro de este gran tenista, cuando Ingrid Betancourt expresó públicamente, que una de las cosas que le habían dado fuerzas en su secuestro por las FARC, eran los partidos del tenista español. El chaval no sabía dónde meterse. Aun así supo guardar la compostura ante la consabida presencia de las cámaras de televisión.
Cierro la crónica con el dichoso tema de la meretriz Zahia Dehar. Esta profesional culpa a Ribéry, Govou y Karim Benzema de haber mantenido relaciones sexuales cuando no alcanzaba la mayoría de edad. Viendo las fotos con claridad, uno no sabe si tiene diez y pocos o treinta bien operados; así que en la oscuridad de una discoteca más los grados etílicos… ya se sabe. Lo malo es que Ribéry encima estaba y está casado. El tema se zanjará en cuanto comiencen a circular los maletines. Tiempo al tiempo.

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